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miércoles, 2 de julio de 2008

Editorial (29/jun al 5/jul.) Y tú, ¿Quién dices que soy?

La misión del cristiano es (de manera insoslayable), la de presentar a Cristo vivo a todos los demás, y para nosotros los laicos, la forma de realizar esta misión, es mediante nuestro testimonio de vida, es decir, mediante la forma en que actuamos en cada instante, ya sea en el secreto de nuestra mente, o abiertamente en la vida diaria en la sociedad.
Con base en ese pensamiento, la pregunta de Jesús a sus discípulos: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”, se traslada como una seria interrogante, que deberíamos aplicar cada uno de nosotros, con respecto a qué estamos haciendo con nuestra vida.


¿Quién dices tú que soy cuando…

  • Sucede en tu casa algo que no va de acuerdo con lo que tú querías, y comienzas a gritar, a maltratar, a insultar, humillar ese ser que no puede contestarte en la misma forma, y que debería recibir de ti amor y protección?
  • Llegas a tu oficina o lugar de trabajo de mal humor, evadiendo trabajos, recargando a los demás o vengándote de los que están debajo tuyo?
  • Apenas ves que alguien te puede opacar, o amenaza tu cómodo puesto, y te empeñas en desprestigiarlo con comentarios despectivos, o sembrando una imagen depreciada en los demás?
  • Encuentras un error en algún compañero de trabajo o estudio, y no solo se lo gritas, sino que además haces todo lo posible para que tooooda la oficina se entere?
  • Sales con tu novio/a, y dejas de lado tus propios principios morales, acomodando tu falta de moral a tu “humanidad”?
  • Te encuentras con ese amigo político, y lo adulas, lo alabas, le sonríes aún a pesar de saber que su trabajo no es todo lo limpio que debería ser?
  • Te enteras de la enfermedad de un pariente o vecino con el que no te llevas bien, y sabes que está solo, y que el dinero no le alcanza para sus medicinas?
  • Te acuerdas del (los) pecadillos de una amiga en una reunión social, y “en secreto” se los cuentas a tus amigas o amigos con algún aditamento tuyo?
  • Alguien te confía un “secreto” sobre la reputación de otro, y tú no puedes contener el contárselo a oros, también en el mismo tono de falso secreto?
  • Un superior te llama la atención en tu trabajo, o tu esposo(a), o tu madre (padre), y te encierras en una nube de amargura, hasta encontrar la forma de vengarte, y lo haces sin dudar?
  • Tienes que llamar la atención a un inferior (o tu esposa, o tu hijo(a), o tu empleada), y además aprovechas para humillarla, y luego le refriegas sus errores uno tras otro, hasta que todos se convencen que tus insultos son la verdad en él?

A ti te digo… ¿Quién dices a los demás que soy yo?, porque tú, estás llamado a mostrar mi Rostro a tus hermanos, ¿quién dices que soy yo?

La Iglesia nos ofrece en este recién inaugurado año Paulino, una riqueza inmensa, dejada por el Apóstol de los Paganos, como enseñanza y motivos de meditación, pero sobre todo de aplicación de la Palabra de Dios a nuestras vidas, para prepararnos cada día más, y así poder mostrar a Cristo con el testimonio de nuestra vidas, que son el mejor método de evangelizar que tenemos al alcance de nuestras manos.

No sin pena, sabemos también, que en estos días en los que se ataca inmisericordemente a todo lo que huele a cristiano, resulta difícil, y hasta se podría decir duro, demostrar nuestro apego a la práctica diaria de la religión, y la festividad de San Pedro y san Pablo, nos permite meditar un poco al respecto.

A muchos católicos se les cubre el cuerpo de sudor, al pensar que en la oficina, en el taller, en la universidad o en una fiesta, alguien le diga: “Tú también estabas con los antiabortistas ¿no?”, o quizás simplemente: “Te vi ayer entrando a la iglesia”.

Recordemos, que también a Pedro se le preguntó lo mismo, y Pedro cobardemente lo negó, y más aún, lo hizo en medio de juramentos. ¡Cuán amarga se le hizo la vida a Pedro desde el instante enb que escuchó el canto del gallo. Se sumió en el arrepentimiento, el dolor y la tristeza. Pedro vivió en el más oscuro agujero por haber negado a Cristo por tres veces, y así sufrió si parar, hasta escuchar al propio Jesús preguntarle también tres veces: “¿Me amas más que éstos?”, hasta que ahogado por la pena largó a llorar, mostrándole e Jesús su pena y su arrepentimiento: “Señor, tú lo sabes todo”.


Es que el hombre es cobarde, tenemos temor a ser expuestos, a la burla, el ridículo o el desprecio de los demás, olvidando que Él no dudó en decirles a los soldados que fueron a prenderle: “Yo soy, dejen que estos se vayan”, demostrando así que se entregaba sin dudar en lugar de todos nosotros.

El tratar de leer estas y las demás lecturas del Evangelio como un relato histórico, es un error, porque así le quitamos a la Palabra el poder vivificante que tiene por ser el Verbo de Dios, o sea, Dios mismo hecho palabra. En cambio, aplicando cada lectura a nuestras vidas, a nuestro vivir de cada día, nos comunica la fuerza del Espíritu Santo, la paz de Cristo, y el amor del Padre, para poder contestar a Jesús, cuando nos pregunte: “Y tú, ¿Quién dices que soy?” “Señor, tú eres el Hijo de Dios Vivo, tú eres el Santo de Israel, tu eres mi meta, mi principio y mi fin, tú eres todo lo que tengo y todo lo que soy”, pero no contestarle solo con palabras, sino con hechos concretos en todo momento de nuestra vida.

El Papa seguirá distribuyendo la comunión de rodillas y en la boca

Explica el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias

CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 26 junio 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI distribuirá habitualmente la comunión a los fieles de rodillas y en la boca, ha anunciado el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias.

En una entrevista concedida a la edición italiana del 26 de junio de "L'Osservatore Romano", monseñor Guido Marini responde a quien se pregunta si el Papa mantendrá esta práctica que pudo verse en su último viaje a Italia, a las localidades de Santa María de Leuca y Brindisi.

"Creo realmente que sí --considera--. En este sentido, no hay que olvidar que la distribución de la comunión en la mano sigue siendo todavía, desde el punto de vista jurídico, un indulto a la ley universal, concedido por la Santa Sede a las conferencias episcopales que lo hayan pedido".

"La modalidad adoptada por Benedicto XVI tiende a subrayar la vigencia de la norma válida para toda la Iglesia", aclara.

Esta modalidad de distribución del sacramento, dice, "sin quitar nada a la otra, subraya mejor la verdad de la presencia real en la Eucaristía, ayuda a la devoción de los fieles, introduce con más facilidad en el sentido del misterio. Aspecto que en nuestro tiempo, pastoralmente hablando, es urgente subrayar y recuperar", aclara.

A quien acusa a Benedicto XVI de querer imponer modelos preconciliares, el maestro de las celebraciones litúrgicas explica que "términos como 'preconciliar' y 'postconciliar' me parece que pertenecen a un lenguaje que ya ha sido superado y, si se utilizan con el objetivo de indicar una discontinuidad en el camino de la Iglesia, considero que son equivocados y típicos de visiones ideológicas muy reductivas".

"Hay 'cosas antiguas y cosas nuevas' que pertenecen al tesoro de la Iglesia de siempre y como tales deben ser consideradas. Quien es sabio sabe encontrar en su tesoro tanto unas como otras, sin tener otros criterios que no sean evangélicos y eclesiales".

"No todo lo que es nuevo es verdadero, como tampoco lo es todo lo antiguo. La verdad atraviesa lo antiguo y lo nuevo y a ella debemos tender sin prejuicios".

"La Iglesia vive según esa ley de la continuidad, en virtud de la cual, conoce un desarrollo arraigado en la tradición. Lo importante es que todo esté orientado a una celebración litúrgica que sea verdaderamente la celebración del misterio sagrado, del Señor crucificado y resucitado, que se hace presente en su Iglesia, reactualizando el misterio de la salvación y llamándonos, según la lógica de una auténtica y activa participación, a compartir hasta sus últimas consecuencias su misma vida, que es vida de don de amor al Padre y a los hermanos, vida de santidad".

Familia: Desahogarnos con amor

Fuente: www.reinadelcielo.org
Autor: Oscar Schmidt

La sangre se arremolina en las sienes, las quijadas se aprietan con crispados nervios como queriendo morder algo que no está en la boca, las manos se comprimen formando dos puños escondidos de la vista de miradas indiscretas, como queriendo golpear lo que no tienen al alcance del brazo. Si, estoy enojado, la injusticia es demasiado burda como para ignorarla, como para simplemente dejar pasar el hecho y voltear la página.

Muchas veces vivimos momentos de extremo enojo, frente a traiciones, abusos de autoridad, hipocresías, maldades o mentiras. Pero el enojo no se va, se instala orondo en nuestro interior y nos acompaña por el resto del día, no dejando que la paz y el equilibrio interior vuelvan a ser el norte que guía nuestro caminar. Y en esos momentos, ¡que injustos podemos ser con los que nos rodean! Cuanto dolor podemos provocar en los que con absoluta inocencia se acercan a nosotros para ayudarnos o simplemente compartir un momento laboral, de familia, o de amistad.

Las más de las veces descargamos nuestras impotencias con aquellos que menos lo merecen. Esas buenas personas que nada tienen que ver con nuestro enojo son victimas de nuestros desahogos y culminan siendo el eslabón final de la cadena de frustraciones que nos llevó al estallido. ¡Que injustos que somos, que poco amor por esas sencillas almas que sólo quieren compartir y acompañarnos en los momentos malos que nos prodiga la vida!

En muchas oportunidades las victimas son las esposas cuando llega el marido a la casa, o viceversa. En otros casos son los empleados que sufren a sus jefes frustrados por problemas con sus superiores. O simplemente ese amigo que te acerca su hombro y le respondes con una ácida respuesta. Es curioso, pero las más de las veces nos desahogamos de nuestro enojo con los más débiles, los que no tienen la capacidad de responder a nuestra agresión, quizás nuestros propios pequeños hijos.

La palabra que resuena en mi mente es cobardía. ¿Cómo podemos ser tan poco cristianos como para desahogarnos de nuestros enojos descargando ataques de ira contra los que nada tienen que ver con nuestros problemas? Es una cadena de agresión, que sólo genera más y más malos sentimientos, cadena que sólo puede ser interrumpida por los lazos invisibles del amor.

Cuando tenemos esos momentos de enojo, necesitamos desahogarnos, necesitamos liberar esa presión interior que nos oprime y ensombrece. Sin demora alguna liberemos ese volcán que amenaza estallar en nuestro pecho, pero hagámoslo con amor, derramando gotas de ternura, sonrisas, comprensión. Nuestros malos sentimientos se derretirán como nieve junto al calor del hogar, no resistirán la sonrisa que nos prodiga esa alma buena que se acerca a nosotros con las manos abiertas. Luego podremos comprender qué tontos que somos cuando respondemos mal con mal, cuando alimentamos los círculos concéntricos que nos alejan del amor.

Es una virtud heroica la de aquellos que son capaces de responder al mal con bien, la de los que son capaces de frenar sus propios sentimientos de enojo y tornarlos en suaves sonrisas que derriten el mal. Virtudes heroicas las de los que derraman miel sobre un mundo con rostro de limón. La acidez de esta sociedad pide a gritos que almas heroicas la llenen de dulzura. Héroes que serán vistos como débiles quizás, pero qué bienvenidas son esas hermosas almas que iluminan el mundo, le dan un sentido puro, bueno, frente a los ríos de egoísmo e hipocresía que corren por nuestras calles.

¡Virtudes heroicas para una causa noble, la de honrar al Amor de los Amores uniendo nuestra voluntad a la Suya!

lunes, 30 de junio de 2008

Entrevista a San Pedro y San Pablo

Fuente: Catholic.net
Autor: P Mariano de Blas LC

Entrevista a San Pedro en el cielo

Vamos a hacer una entrevista a aquel pescador de Galilea llamado Simón Pedro:

Pregunta: ¿Qué sentiste al negar a Cristo?
Respuesta: Fue el día más triste de mi vida; no se lo deseo a nadie. Yo era muy duro para llorar, pero ese día lloré a mares; no lo suficiente, porque toda la vida lloré esa falta. Sin embargo, por haber negado al Señor un día, lo amé muchísimo más que si nunca lo hubiera hecho. Esas negaciones fueron un hierro candente que me traspasó el corazón.

Pregunta: ¿Prefieres el nombre de Pedro al de Simón?
Respuesta: Sí, porque el nombre de Simón me lo pusieron mis padres; el de Pedro, Cristo. Además, es un nombre que encierra un gran significado. Por un lado me hace feliz que Él me haya hecho piedra de su Iglesia; por otro lado, me produce gran confusión, porque yo no era roca, sino polvo vil. Cristo ya no me llama Simón, Él prefiere llamarme roca; y en el cielo todos me llaman Pedro.
Mi antiguo nombre ya se me olvidó. Cuando pienso en mi nuevo nombre, cuando me llaman Pedro, inmediatamente pienso en la Iglesia. Me llaman así con un sentido muy particular los demás vicarios de Cristo que me han seguido, y yo siento ganas de llamarles con el mismo nombre, porque todos somos piedra de la misma cantera, todos sostenemos a la Iglesia.

Pregunta: ¿Por qué dijiste al Señor aquellas palabras: «Señor, a quién iremos, si Tú tienes palabras de vida eterna»?
Respuesta: Me salieron del corazón. La situación era apurada, y había que hacer algo por el Maestro; veía a mis compañeros indecisos, y sentí la obligación de salvar la situación y confiar; por eso dije en plural: «¿A quien iremos Señor? Tú tienes palabras de vida eterna». Yo mismo no comprendía en ese tiempo muchas cosas del Maestro. Ni pienses que entendía la Eucaristía, pero dejé hablar al corazón, y el corazón me habló con la verdad.
Yo amaba apasionadamente al Maestro y aproveché aquel momento supremo para decir bien claro y bien fuerte: «Yo me quedo contigo». Y, de lo que entonces dije, nunca me arrepentí.

Pregunta: ¿Qué sentiste cuando Cristo Resucitado se te apareció?
Respuesta: Es difícil, muy difícil de expresar, pero lo ntentaré. Por un segundo creí ver un fantasma, luego sentí tal alegría que quise abrazarlo con todas mis fuerzas. «¡Es Él!» pensé, pero luego sentí cómo se me helaba la sangre, y quedé petrificado sin atreverme a mover. Él fue quien me abrazó con tal ternura, con tal fuerza... Y oí muy claras sus palabras: «Para mí sigues siendo el mismo Pedro de siempre».

Pregunta: ¿Qué consejo nos das a los que seguimos en este mundo?
Respuesta: Puedo decirles que mi actual sucesor, Juan Pablo II, es de los mejores. Hasta aquí han llegado esos gritos: «¡Juan Pablo II, te quiere todo el mundo!» Háganle caso y les irá mejor.
Pedro es el típico hombre, humilde de nacimiento, que se hizo grande al contacto con Cristo. El típico hombre, pecador como todos, pero que, arrepentido de su pecado, logró una santidad excelsa.


Entrevista en el cielo a San Pablo

Quisiéramos hoy hacerle algunas preguntas al fariseo Pablo de Tarso.

Pregunta: ¿Qué sentiste en el camino hacia Damasco, caído en el suelo, tirado en el polvo?
Respuesta: Yacía por tierra, convertido en polvo, todo mi pasado. Mis antiguas certezas, la intocable ley mosaica, mi alma de fariseo rabioso, toda mi vida anterior estaba enterrada en el polvo.
Fue cuestión de segundos. Del polvo emergía poco a poco un hombre nuevo. Los métodos fueron violentos, tajantes, «es duro dar coces contra el aguijón», pero sólo así podía aprender la dura lección.
En el camino hacia Damasco me encontré con el Maestro un día que nunca olvidaré.
Aquella voz y aquel Cristo de Damasco se me clavaron como espada en el corazón. Cristo entró a saco en mi castillo rompiendo puertas, ventanas; una experiencia terrible; pero considero aquel día como el más grande de mi vida.

Pregunta: ¿Sigues diciendo que todo lo que se sufre en este mundo es juego de niños, comparado con el cielo?
Respuesta: Lo dije y lo digo. Durante mi vida terrena contemplé el cielo por un rato; ahora estaré en él eternamente. El precio que pagué fue muy pequeño. El cielo no tiene precio. ¡Qué pena da ver a tantos hombres y mujeres aferrados a las cosas de la tierra, olvidándose de la eternidad!
Vale la pena sufrir sin fin y sin pausa para conquistar el cielo. El Cristo de Damasco será mío para siempre; llegando aquí lo primero que le he dicho al Señor ha sido: «Gracias Señor, por tirarme del caballo»; pues Él me pidió disculpas por la manera demasiado fuerte de hacerlo.

Pregunta: ¿Qué querías decir con aquellas palabras: “¿Quién me arrancará del amor a Cristo?”
Respuesta: Lo que las palabras significan: que estaba seguro de que nada ni nadie jamás me separaría de Él, y así fue. Y, si en la tierra pude decir con certeza estas palabras, en el cielo las puedo decir con mayor certeza todavía.
El cielo consiste en: “Cristo es mío, yo soy de Cristo por toda la eternidad” ¿Sabes lo que se siente, cuando Él me dice: «Pablo, amigo mío?».

Pregunta: Un día dijiste aquellas palabras: “Sé en quién he creído y estoy tranquilo”. Explícanos el sentido.
Respuesta: Cuando llegué a conocerlo, no pude menos de seguirlo, de quererlo, de pasarme a sus filas; porque nadie como Él de justo, de santo, de verdadero.
Supe desde el principio que no encontraría otro como Él, que nadie me amaría tanto como aquél que se entregó a la muerte y a la cruz por mí.

Pregunta: ¿Un consejo desde el cielo para los de la tierra?
Respuesta: Uno sólo, y se los doy con toda la fuerza: “Déjense atrapar por el mismo Señor que a mi me derribó en Damasco”.
Si todos los enemigos del cristianismo fueran sinceros como Pablo de Tarso, un día u otro, la caída de un caballo, una experiencia fuerte o una caricia de Dios les haría exclamar como él: «Señor, ¿qué quieres que haga?».

¿Nueva Iglesia en Venezuela?

Crean en Venezuela una ''iglesia chavista'', contraria a la católica

CARACAS, Venezuela (DPA).— Un grupo de sacerdotes y feligreses católicos creó la Iglesia Reformada de Venezuela, que declaró su respaldo al presidente Hugo Chávez y a su proyecto político bolivariano, informan hoy medios de prensa.

La Iglesia Reformada dijo que nacía en contraposición a la Iglesia católica tradicional y que estará formada por sacerdotes católicos luteranos que aceptaron el reto de formar en el país una nueva iglesia con un "fuerte espíritu" bolivariano y en contra del imperio norteamericano.

El grupo dijo estar presente en el país desde hace un tiempo, bajo la dirección de Leonardo Marín Saavedra, primado de la Iglesia anglicana latinoamericana, procedente de Canadá, y Jon Jen Siu García, obispo electo coadjuntor y hasta hace poco párroco de la iglesia Santa Lucía en Ciudad Ojeda, en el estado occidental de Zulia.

Marín dijo que forman parte de una iglesia tradicionalista, en las mismas condiciones jerárquicas y de credo que la Iglesia católica, salvo que su compromiso es con los pobres.

"Estamos aprendiendo a mirar a las clases bajas como lo hace el presidente Hugo Chávez, quien se ha preocupado por atender sus necesidades. Estamos luchando contra la explotación y el imperio estadounidense", afirmó.

Los representantes expresaron su apoyo absoluto al proyecto socialista bolivariano y su rechazo a los imperios y al capitalismo. Asimismo, dijeron contar con la solidaridad de parte del gobierno de Chávez.

Por su lado, García señaló que los miembros de la iglesia eran sacerdotes formados en seminarios y que ahora están dispuestos a "liberar a la gente de los valores capitalistas".

Al comentar la creación de la nueva iglesia, el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, Roberto Luckert, afirmó que el grupo busca con el apoyo del gobierno formentar la imagen de que la Iglesia Católica en el país está dividida.

"Entiendo que este gobierno ni siquiera acepta lo que se llama la filosofía de la historia porque esto que tratan de hacer fracasó en la historia y creo que en año electoral en lugar de sumarle lo que va a ser es restarle al gobierno", declaró a la cadena "Unión Radio".

Agregó que el Papa Benedicto XVI será informado de este caso, así como de una misa que aparentemente fue oficiada por el presidente electo de Paraguay, Fernando Lugo, la semana pasada durante su visita a Caracas.

"Vamos a enterar de esto al Papa. La Iglesia anglicana también se va a manifestar, igual que ya lo ha hecho la evangélica. No reconocen lo que ha hecho el ministro de Defensa, quien pretendía meter un pastor en cada cuartel", aseveró.

Luckert afirmó que los jerarcas de la Iglesia Reformada son gente de conducta "cuestionada", ya que eran sacerdotes católicos que abandonaron el ministerio por mujeres.

"Es decir, se trata de dos sacerdotes que han abdicado. Lo grave no es que se casen o no, están en su derecho, lo grave es que esto esté pagado por el gobierno. Le pagó a los anglicanos que vienen de Canadá, México y Perú. Ellos se van a vestir como curas, van a bautizar, van a confirmar, todo pagado por el gobierno", señaló.

"Lo que quieren es acabar con la Iglesia católica y no han podido", agregó.

Arzobispo deplora fundación de falsa "iglesia reformada" católica en Venezuela

CARACAS, 27 Jun. 08 (ACI).-El Arzobispo de Coro y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), Mons. Roberto Luckert, deploró la fundación de la autoproclamada "Iglesia Católica Reformada", cuyos líderes se han alineado públicamente con el "socialismo bolivariano" y contarían con el apoyo financiero del Gobierno de Hugo Chávez.

En declaraciones a Unión Radio, el Arzobispo consideró que con esta iniciativa "quieren dar la imagen de que la Iglesia Católica venezolana está dividida; se van a vestir como curas, van a bautizar, van a confirmar, todo pagado por el Gobierno que busca acabar con la Iglesia Católica, y no ha podido".

El representante de la CEV advirtió que quienes se han presentado como líderes de este grupo no tienen autoridad en la Iglesia Católica. "Quiero advertirle al pueblo venezolano que el cura que preside (el grupo) ya pidió que lo liberaran de su ministerio", indicó.

Precisó que "el supuesto obispo que van a ordenar el próximo 29 de julio vivía escandalosamente amancebado con una mujer y unos hijos. Se llama Jon Jen Shu García, es joven, es militar de la Guardia Nacional pertenece al equipo de los capellanes castrenses. El otro sacerdote hace ya tiempo que dejó el ministerio, se casó públicamente, hizo un reportaje en Panorama en el cual manifestaba que el amor venció su vocación, es decir, se trata de dos sacerdotes que han abdicado".

Para Mons. Luckert, "lo grave es que esto esté pagado por el gobierno" que habría contratado en esta farsa a sacerdotes anglicanos "que vienen de Canadá, México y Perú. Ellos se van a vestir como curas, van a bautizar, van a confirmar, todo pagado por el gobierno, mientras la gente pasa hambre".

Según el Arzobispo, esta persecución contra la Iglesia también se refleja en el hostigamiento a la educación católica con medidas económicas para trabar su desempeño.

"El presidente de la República y su equipo no aprenden de la filosofía de la historia, esto no les va a sumar, sino a restar mucho para la campaña electoral. El señor cardenal ya sacó un comunicado diciendo que eso que hicieron en Caracas no tiene nombre con la Misa oficiada para el presidente de Paraguay, Fernando Lugo. Vamos a enterar de esto al Papa. La iglesia anglicana también se va a manifestar, igual que ya lo ha hecho la evangélica", indicó.

Indicó que anteriores iniciativas similares han fracasado en el país. "No han sido ni siquiera creativos, el gobierno de 1945 también fundó la iglesia católica apostólica venezolana y se trajo un cura que se había ordenado con papeles falsos, estábamos en plena guerra mundial, este bandido vino a Venezuela y el gobierno lo apoyó para fundar la iglesia católica apostólica venezolana, se rodeó de un poco de curas malandros por su mala conducta, que estaban excomulgados", precisó.

La autoproclamada "Iglesia Católica Reformada" opera desde hace un año en Venezuela bajo la dirección de Leonardo Marín Saavedra, líder de la llamada Iglesia Anglicana Latinoamericana, de nacionalidad venezolana y canadiense. Esta semana en conferencia de prensa anunciaron su filiación al régimen de Chávez.

Videos Provida: Película "Dinero con sangre"