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viernes, 24 de abril de 2009

La obediencia en familia enseña la verdadera libertad, afirma el Papa

Recibió hoy a los organizadores del próximo Encuentro Mundial de las Familias

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 23 de abril de 2009 (ZENIT.org).- La verdadera obediencia dentro de la familia a la voluntad de Dios convierte a esta en ámbito de verdadera libertad. Así lo afirmó el Papa en la breve homilía de la Misa que celebró esta mañana a primera hora, en la Capilla Redemptoris Mater del Vaticano, con los organizadores del pasado Encuentro Mundial de las Familias de Mexico (enero 2009).

El Papa quiso recibir así a los miembros del Comité organizador, que se encuentran estos días en Roma para una peregrinación, acompañados por el cardenal Norberto Pérez Ribera, arzobispo de Ciudad de México.

Refiriéndose a la lectura del día, en la que el apóstol Pedro afirma que "hay que obedecer a Dios antes que a los hombres", el Papa explicó que la obediencia "no es simple sujeción, ni un simple cumplimiento de mandatos, sino que nace de una íntima comunión con Dios".

La obediencia, añadió, "consiste en una mirada interior que sabe discernir aquello que viene de lo alto y está por encima de todo. Es fruto del Espíritu Santo que Dios concede sin medida".

En este sentido, añadió que el hombre de hoy "necesita descubrir esta obediencia, que no es teórica sino vital; que es un optar por unas conductas concretas, basadas en la obediencia al querer de Dios, que nos hacen ser plenamente libres".

"Las familias cristianas con su vida doméstica, sencilla y alegre, compartiendo día a día las alegrías, esperanzas y preocupaciones, vividas a la luz de la fe, son escuelas de obediencia y ámbito de verdadera libertad. Lo saben bien los que han vivido su matrimonio según los planes de Dios", añadió.

Cuando sufrir es bello

Fuente: Catholic.net
Autor: P. Fernando Pascual LC

El sufrimiento es, para muchos corazones, un enemigo que se busca alejar a cualquier precio. Porque parece que sufrir es fracasar, es perder. Porque el dolor es visto por muchos como algo negativo, una derrota que debería desaparecer en el mundo de los hombres.

Pero la vida humana, ¿mejora realmente si dejamos de sufrir, si eliminamos todo dolor? ¿No es injusto el precio que hay que pagar para conseguir una existencia más placentera, más exitosa, más fácil? ¿Qué gana quien rehuye todo esfuerzo, quien aparta sus ojos del dolor ajeno, quien se esconde a la hora de repartir tareas pesadas que “alguien” tiene que llevar a cabo?

En el camino de la vida el dolor aparece de mil maneras. A veces como un accidente inesperado. Otras veces desde una enfermedad que avanza poco a poco. En ocasiones, desde la pena ajena: no puede resultarnos indiferente la angustia de la madre que pierde a su hijo, el dolor de un viudo solitario, la tristeza del obrero despedido.

Si hay quienes ven el dolor como un enemigo, como una derrota, también hay quienes descubren que sólo a través del sufrimiento la vida llega a ser verdaderamente humana. Porque sufrir no es sinónimo de perder. Muchas veces es, simplemente, la consecuencia de un amor maduro, solidario, pleno. Es entonces cuando sufrir es bello.

Así lo explicaba el Papa Benedicto XVI: “Sufrir con el otro, por los otros; sufrir por amor de la verdad y de la justicia; sufrir a causa del amor y con el fin de convertirse en una persona que ama realmente, son elementos fundamentales de humanidad, cuya pérdida destruiría al hombre mismo” (encíclica “Spe salvi” n. 39).

El Papa preguntaba en ese mismo texto: “¿somos capaces de ello? ¿El otro es tan importante como para que, por él, yo me convierta en una persona que sufre? ¿Es tan importante para mí la verdad como para compensar el sufrimiento? ¿Es tan grande la promesa del amor que justifique el don de mí mismo?”

La respuesta, para la fe cristiana, es “sí”. Sí: vale la pena darse al otro, vale la pena amar sin reservas, vale la pena dejar comodidades para embarcarse en el mundo de la donación, de la verdad, de la justicia. Porque Dios mismo nos ha dado ejemplo, pues Él, que es “la Verdad y el Amor en persona”, quiso “sufrir por nosotros y con nosotros” (“Spe salvi” n. 39).

Con la mirada en la Cruz de Cristo, con el descubrimiento del verdadero sentido del dolor y del sufrimiento “por amor del bien, de la verdad y de la justicia”, podemos superar el deseo de comodidades y el miedo a lo difícil, y hacer que nuestra vida sea plena, sea verdadera, sea buena.

“La verdad y la justicia han de estar por encima de mi comodidad e incolumidad física, de otro modo mi propia vida se convierte en mentira. Y también el ‘sí’ al amor es fuente de sufrimiento, porque el amor exige siempre nuevas renuncias de mi yo, en las cuales me dejo modelar y herir. En efecto, no puede existir el amor sin esta renuncia también dolorosa para mí, de otro modo se convierte en puro egoísmo y, con ello, se anula a sí mismo como amor” (“Spe salvi” n. 38).

No es hermosa la vida que renuncia al dolor bueno, ese dolor que nace cuando amamos sin medida. Porque quien no ama hasta el dolor sincero llevará una vida raquítica, llena tal vez de pequeñas satisfacciones momentáneas pero hueca en lo que de verdad nos define como seres humanos: esa capacidad de amar hasta sufrir por el bien del otro.

Sólo cuando nos abramos al amor pleno, sólo cuando dejemos egoísmos y mentiras que empobrecen, entraremos en un horizonte de entrega donde no faltarán heridas ni penas, pero donde la alegría del discípulo será semejante a la del Maestro y del Pastor que sufrió y dio la vida porque amaba a sus amigos...

martes, 21 de abril de 2009

Obispo responde a diario argentino que acusó al Papa de ignorante

BUENOS AIRES, 21 Abr. 09 (ACI).-

El Obispo de San Luis (Argentina), Mons. Jorge Luis Lona, lamentó el "agresivo editorial" difundido el Domingo de Ramos por el periódico gubernamental "Diario de la República" en el que "el órgano de prensa que representa en San Luis al pensamiento oficial" acusó al Papa Benedicto XVI y la a Iglesia Católica de ignorancia.Mons.

Lona difundió su respuesta el último fin de semana en todas las parroquias de San Luis debido a que "no era un tema que pudiera tratarse durante el curso de la Semana Santa".

Según el Obispo, "el Diario parece haberse dejado influir por la ignorancia manifestada por el Ministerio de Educación de la Nación, al definir al preservativo como el único método existente para prevenir el virus del SIDA", olvidando que "los organismos internacionales y nacionales más importantes del mundo colocan el preservativo en el cuarto y tercer lugar, anteponiéndole precisamente en primero y segundo lugar, las prácticas preventivas que recomienda la Iglesia: retrasar el comienzo de la actividad sexual (abstinencia), y fidelidad mutua; y abstinencia de la actividad sexual, y relación sexual mutuamente monógama".

Asimismo, recordó que el hecho de que la distribución y propaganda del preservativo puede agravar la difusión del SIDA, se respalda en personajes como "Edward Green, principal investigador del tema en la Universidad de Harvard, con amplia experiencia en aquél continente. Es un destacado científico no católico, que fundamenta su opinión en datos objetivos de los que ha sido testigo. Se trata del fenómeno conocido como 'desinhibición del comportamiento', por el cual la persona asume mayores riesgos en su conducta sexual, al creerse a salvo de la enfermedad"."Cualquier padre de familia puede darse cuenta de que si su hijo, niño o adolescente, recibe el mensaje de que sólo será considerado un 'joven responsable' usando preservativos, fácilmente se sentirá autorizado a iniciar su actividad sexual a partir de ese momento.

Eso significará inmadurez, y en muchos casos promiscuidad. Y la promiscuidad es una de las situaciones más favorables al contagio del SIDA", agregó el Obispo.Según Mons. Lona, además de las evidencias científicas, está "la verdadera filosofía que se anima a indagar sobre el misterio del ser humano en todas sus dimensiones, y se niega a reducirlo a un animal de inexplicable inteligencia y carente de libertad"."Y si esa filosofía se deja iluminar por la fe, será teología, sabiduría de Dios enseñándonos quiénes somos, y cómo podemos alcanzar la plenitud de nuestra vida verdadera", precisó."Dios nos ha creado así para que toda la sociedad humana se fundamente en la familia humana, realización del amor de entrega fiel y perdurable entre el varón y la mujer, y sus hijos.

Y a quienes llama a renunciar a esa particular realización familiar los llama para que entreguen totalmente su vida de varones y mujeres a la gran familia de los hijos de Dios que es la Iglesia. En la paternidad, maternidad y fraternidad espiritual del sacerdocio y la vida consagrada", explicó.

Asimismo, recordó que "el sexo humano es para la entrega del amor. Pero si nuestra libertad con soberbia lo niega, habremos elegido la frustración humana y sexual del egoísmo"."El recreo y la libertad del amor se irán transformando en la insatisfacción insaciable y en la solitaria prisión del yo. El sexo egoísta, capaz de destruir la propia vida, y causar terrible daño a los demás", advirtió.

Finalmente, precisó que "Dios no lo quiere, y en Cristo resucitado nos llama y nos seguirá llamando a renovar, y también a recuperar si lo hemos perdido, el don de vida que puso en cada uno de nosotros. Él quiere iluminar toda ignorancia. Él quiere que brille en nuestras vidas el resplandor de la Verdad".

Nayarit, otro estado mexicano que blinda la vida contra el aborto

MÉXICO D.F., 20 Abr. 09 (ACI).-

La prensa local informó que el Congreso de Nayarit (México) blindó la defensa de la vida contra el aborto al reformar la Constitución Estatal que reconoce, protege y garantiza el derecho a la vida de todo ser humano desde la fecundación hasta la muerte natural.

La enmienda, aprobada por 27 votos a favor y 3 en contra, fue promovida por el diputado del PRI, Roberto Mejía Pérez, y respaldada por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), e incluso por el diputado del PRD, Roberto Contreras Cantabrana.

"Yo estoy a favor de la vida, jamás voy a estar a favor de que se perturbe la evolución de un gestante. El gobierno mexicano y la Secretaría de Salud trabajan todos los días por proteger los embarazos saludables y concluyan en un parto seguro", explicó Contreras Cantabrana.Por su parte, el diputado del PVEM, Juan Antonio Echegaray, precisó que "aquí no cabe discutir el tema del aborto, pues se trata de una reforma que reconoce y garantiza el derecho a la vida que enaltece la dignidad humana".

"Para que exista un aborto, primero debe haber una concepción", añadió y resaltó que esta reforma se refiere a lo que el Código Civil en su artículo 22 y el Código Penal en el artículo 335 ya establecen en el Estado de Nayarit: que existe vida humana desde la concepción.La fracción del PAN, a través del diputado José Manuel Bautista, subrayó que la enmienda está en concordancia con la Constitución federal y con los acuerdos y tratados internacionales suscritos y ratificados por México.

El artículo 7 de la fracción XI de la Constitución del Estado de Nayarit queda redactado entonces así: "Se reconoce, protege y garantiza el derecho a la vida de todo ser humano desde el momento de la fecundación natural o artificial y se le reputa como nacido para todos los efectos legales correspondientes, hasta su muerte natural".Nayarit se suma así a los estados de Sonora, Puebla, Jalisco, entre otros, en donde la defensa de la vida se ha blindado constitucionalmente.

lunes, 20 de abril de 2009

Benedicto XVI: “los católicos debemos sentirnos una sola familia”

Intervención del Papa en el rezo del Regina Caeli

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 19 de abril de 2009 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso del Papa con motivo hoy del rezo del Regina Coeli, con los peregrinos reunidos en el patio del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, donde el Papa se ha retirado a descansar esta semana in albis. El rezo fue seguido por miles de fieles, a través de una conexión televisiva en directo, en la Plaza de San Pedro.
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[Antes del Regina Coeli]
Queridos hermanos y hermanas
A vosotros, aquí presentes, y a cuantos están unidos a nosotros mediante la radio y la televisión, renuevo de corazón fervientes augurios pascuales, en este domingo que cierra la Octava de Pascua. En el clima de alegría, que proviene de la fe en Cristo resucitado, deseo también expresar un “gracias” cordialísimo a todos aquellos -y son verdaderamente muchos- que han querido hacerme llegar un signo de afecto y de cercanía espiritual en estos días, tanto por las fiestas pascuales, sea por mi cumpleaños -el 16 de abril-, como también por el cuarto aniversario de mi elección a la Cátedra de Pedro, que se cumple precisamente hoy. Agradezco al Señor por la coralidad de tanto afecto. Como he tenido modo de afirmar recientemente, nunca me siento solo. Aún más en esta semana singular, que para la liturgia constituye un sólo día, he experimentado la comunión que me rodea y me apoya: una solidaridad espiritual, nutrida esencialmente de oración, que se manifiesta en mil modos. A partir de mis colaboradores de la Curia Romana, hasta las parroquias geográficamente más alejadas, nosotros católicos formamos y debemos sentirnos una sola familia, animada por los mismos sentimientos que la primera comunidad cristiana, de la cual el texto de los Hechos de los Apóstoles que se lee en este domingo afirma: “La multitud de los creyentes tenía un sólo corazón y una sola alma” (Hch 4,32).
La comunión de los primeros cristianos tenía como verdadero centro y fundamento a Cristo resucitado. El Evangelio narra de hecho que, en el momento de la pasión, cuando el divino Maestro fue arrestado y condenado a muerte, los discípulos se dispersaron. Sólo María y las mujeres, con el apóstol Juan, permanecieron juntos y le siguieron hasta el Calvario. Resucitado, Jesús dio a los suyos un nueva unidad, más fuerte que antes, invencible, porque está fundada no en los recursos humanos, sino en su misericordia divina, que les hizo sentir a todos amados y perdonados por Él. Es por tanto el amor misericordioso de Dios el que une firmemente, hoy como ayer, a la Iglesia y el que hace de la humanidad una sola familia; el amor divino, que mediante Jesús crucificado y resucitado nos perdona los pecados y nos renueva interiormente. Animado de esta íntima convicción, mi amado predecesor Juan Pablo II quiso dedicar este domingo, el segundo de Pascua, a la Divina Misericordia, y señaló para todos a Cristo resucitado como fuente de confianza y de esperanza, acogiendo el mensaje espiritual transmitido por el Señor a santa Faustina Kowalska, sintetizado en la invocación “¡Jesús, confío en tí!”.
Como para la primera comunidad, María nos acompaña en la vida de cada día. Nosotros la invocamos como “Reina del Cielo”, sabiendo que su realeza es como la de su Hijo: toda amor, y amor misericordioso. Os pido que le confiéis a Ella nuevamente mi servicio a la Iglesia, mientras con confianza le decimos: Mater misericordiae, ora pro nobis.

Videos Provida: Película "Dinero con sangre"