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lunes, 16 de junio de 2008

Editorial (15 al 21 de junio): Sonriendo has dicho mi nombre


El Evangelio para la semana XI del tiempo ordinario (15 al 21 de junio), nos recuerda uno de los más conocidos dichos de Jesús: La cosecha es abundante, y pocos los trabajadores…”, y como la Palabra de Dios es infinita, también son infinitas las formas en las que podemos aplicarla a nuestras vidas.
En este caso, valdría la pena ponernos en medio de esa escena, y calificarnos cada uno a si mismo, con la siguiente pregunta: ¿Me coloco entre el gentío, o el Señor pronuncia mi nombre, y me llama junto a los doce?
El gentío, estaba compuesto por personas que en algún momento habían oído de un maestro, un Rabbí que andaba predicando por Israel, iban a encontrarlo para escucharlo. Algunos, se quedaban y lo seguían hasta uno o dos pueblos más, para seguir escuchando sus sermones y aprender de su doctrina. Otros, corrían en busca de presenciar algún milagro, escuchar alguna respuesta tajante a los doctores de la ley, o simplemente a la espera de que alguien les convide a comer en medio de los sermones.
Unos cuantos, lograban acercarse al Maestro, y se sentaban a sus pies a escucharlo, y se unían a los discípulos, ayudando con las tareas de atención a la gente, organización, etc, hasta que se convertían en discípulos fieles, que recorrían los caminos fraternizando con el propio Jesús, María Santísima y los demás del círculo íntimo del Señor.
Si eres un oyente en medio de la masa, deberías preguntarte: ¿Hasta cuándo? Mira, que la vida corre. ¿Vale la pena pasar día tras día, mes tras mes, año tras año metido en medio de la turba, mirando al Salvador de lejos, distraído por los empujones y los pisotones, en medio del olor a sudor y el polvo de tanta gente? Si, resulta bastante cómodo, sobre todo porque no tienes que aceptar ninguna responsabilidad más que ir allá donde hablará el Señor (léase la Misa del domingo), y luego… a casita, a continuar en el gentío, los pisotones, los empujones y el olor a sudor y otras cosas. ¿Realmente vale la pena? Realmente crees que así tu vida ya está completa? ¿Ya la hiciste? Mira, que cuando crucificaron a Cristo, muchos de los de esa turba fueron los que gritaron: ¡Crucifícale!
Si por ahí tuviste la suerte de presenciar algún milagro de Jesús, si fuiste privilegiado con una sanación en ti o en tu familia, una curación del cuerpo o el alma, algo, que te mostró que Él está cerca de ti, y que podrías alcanzarlo con solo levantar la mano, ¿Podrías ahora volver a meterte en medio de la turba, y volver a los apretones, sólo para retornar a tu casa al atardecer a continuar tu vida de siempre?
Jesús pide que oremos por trabajadores que recojan la cosecha, precisamente porque ya Él sembró en tu corazón y en el mío, y te pide que ruegues al Padre, para que esa semillita que Él puso, caiga en terreno abonado crezca y se desarrolle en ti y en tu entorno. Él quiere que por lo menos te pongas entre los que se sientan en primera fila a escucharlo, entre los que lo siguen pueblo tras pueblo. Él quiere verte a ti durante la noche, caminando por el campamento, charlando con Su Madre, o jugando con sus apóstoles, Él quiere que tú le lleves un trozo de carne hasta la puerta de su tienda en medio del campo, y que te sientes a conversar con Él mientras come. Él quiere contarte sus cuitas, hacerte su confidente. Él quiere ser tu amigo, porque ya es tu Padre, tu Maestro y tu Salvador, pero todo eso lo es por si mismo, mientras que solo será tu amigo, si tú vas a su lado. ¿No es una hermosa posibilidad?, porque Él mismo dice que a sus amigos ya les contó todo lo que había escuchado decir al Padre.
Y por último, si ya eres su discípulo, ¿para qué continuar con las mismas cosas del mundo? Si ya estas junto al Dios todopoderoso, al Dios lleno de amor y Misericordia, ¿para qué conservar todavía algunas migajas del mundo contigo? ¿No ves que cuando pide orar por trabajadores, pide porque tú escuches de una buena vez su llamado?
Antonio…Mercedes…Carolina…Jorge…Julia…¿Oyes? ¡Él está pronunciando tu nombre!, te está llamando, para enviarte con los doce, a gritar por todos los pueblos: “El Reino está cerca…” ¿Quieres aceptar su llamado, ser su apóstol, su amigo?

Saulo Saulo, ¿Porqué me persigues?

Autor: Reina del Cielo.org

La Iglesia nos ha dado el inmenso regalo de disfrutar un año Paulino, dedicado a conmemorar los 2.000 años del nacimiento del Apóstol Pablo. Este año tan especial comenzará el 28 de junio de 2008 y se extenderá hasta el 29 de junio de 2009. Pablo, gigante apóstol de la Evangelización, comprenderlo es abarcar la universalidad de la Iglesia, su abrazo que envuelve a todos los pueblos. Dedicamos este escrito a Pablo, y a todos los que vemos en él el ejemplo del soldado de Dios, incansable en el caminar, en el predicar el misterio del Amor de Jesús, como único camino a la salvación.

Saulo, ¿por qué me persigues?

El poder de la intervención directa de Dios cambiando el curso de la historia, es simplemente admirable. ¿Por qué lo hace El, cual es el criterio que utiliza para suscitar nuevos y renovados caminos aquí y allá? Por supuesto que no lo podemos comprender, sólo somos capaces de analizar los hechos, y sacar nuestras conclusiones personales.

Para nosotros, en nuestro pobre entendimiento, la historia es un amontonamiento de hechos sin demasiada vinculación. Dios, en cambio, ve la historia del hombre más allá del tiempo, más allá del espacio, porque ve el paso de los siglos en un mismo acto y en un mismo plano. Para El, dos hechos que ocurren con una diferencia de mil años están unidos, son parte de la misma escena de Su Obra.

Quizás sea como tirar una piedra plana en un estanque, y observar como rebota una y otra vez sobre la superficie hasta hundirse en la distancia. Así, la piedra lanzada en el Gólgota rebota siglos después, sobre la superficie del estanque de la historia, en la vida de una monja llamada Margarita María de Alacoque, produciendo la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. La misma piedra se toma varios siglos más para rebotar nuevamente en la vida de otra monjita, Faustina Kowalska, produciendo como efecto la devoción a la Misericordia Divina. ¿Se advierte claramente que es todo parte de la misma secuencia, la misma piedra que atraviesa siglos y espacio, y produce impactos aquí y allá siguiendo el mismo derrotero?

Hoy quiero meditar sobre una piedra lanzada en el camino a Damasco, pocos años después de la Resurrección y Ascensión de Jesús. Saulo de Tarso era entonces un judío formado en el templo de Jerusalén, orgulloso y practicante de su fe. No había conocido a Cristo, pero conocía muy bien sobre esa raza de seguidores de Quien fuera crucificado por Poncio Pilatos, quienes divulgaban versiones de que el Nazareno había resucitado al tercer día de Su Muerte. Saulo se sentía obligado a perseguir a los seguidores del Galileo, que insistían en desafiar aquello que él consideraba intocable.

Por aquellos tiempos se produjo el apedreamiento de Esteban, primer mártir de la Iglesia. Saulo, según la tradición, no arrojó piedras pero fue testigo del hecho. Incluso habría sido el custodio de las ropas que se quitaron los apedreadores, alentando y celebrando el asesinato de aquel seguidor de Jesús.

Luego de la muerte de Esteban, Saulo va al Sanedrín y con gran pasión pide a los sacerdotes del templo la autorización y mandato para ir a la ciudad de Damasco a perseguir a un grupo de seguidores del fallecido Galileo, que eran allí comandados por un tal Ananías. Montado en un soberbio corcel, y liderando la comitiva, se pone en camino. Nunca soñó Saulo lo que iba a suceder en el camino a Damasco. El mismo Crucificado, muerto en el Gólgota, se le aparece imprevistamente haciendo que caiga del caballo. La visión turbó y cegó a Saulo, que escuchó a Jesús de Galilea diciéndole:

Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

La historia posterior es conocida, Saulo ciego y confundido buscó en Damasco a Ananías. Recobrada la vista, también abrió los ojos de la fe convertido en un hombre nuevo. Junto a Ananías maduró su transformación hasta convertirse de Saulo de Tarso, a San Pablo, uno de los dos pilares sobre los que se construyó la Iglesia de los primeros tiempos.

Esta piedra arrojada por Dios en el estanque de la historia cambió el mundo, y produjo diversos rebotes en la superficie de los tiempos que aún hoy reverberan y transforman vidas y realidades. Pero es bueno detenerse un instante en las palabras de Jesús Muerto, Resucitado y Ascendido al Cielo: “Saulo, ¿por qué me persigues?”. Pablo no podía perseguir a Jesús, porque el Señor ya no estaba en esta tierra. Perseguía a Sus seguidores, los cristianos de la Iglesia primitiva, que proclamaban las verdades enseñadas por el Galileo. Pablo, en simples palabras, perseguía a la Iglesia. Sin embargo, Jesucristo no le dice: “¿por qué persigues a Mi Iglesia? Le dice, ¿por qué me persigues a Mí?

En este fundamental episodio de nuestra historia encontramos la clara prueba de que Cristo es la Iglesia, de que Uno y Otra son inseparables, inescindibles. Pablo iba a Damasco a perseguir a Ananías y sus seguidores, y en ellos perseguía a Cristo. Y así como Ananías era Iglesia, y entonces era Cristo, nosotros somos Iglesia y ergo somos Cristo. No causa sorpresa entonces que fuera San Pablo, el que fuera Saulo de Tarso, el que escribiera aquello de que “La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, del que todos somos miembros y parte”.

La piedra sigue rebotando en la superficie del estanque, porque hoy también la Iglesia es Cristo, es Jesús de Nazaret, y somos nosotros. No podemos separar aquel evento en el polvoriento camino a Damasco, de nuestra propia historia. Hoy, como entonces, Jesús nos mira y nos dice: ¿Estás conmigo, estás unido a Mí, eres parte de Mí? En cada Eucaristía encontramos las huellas de Damasco, y encontramos a Pablo que sigue hablándonos con la fuerza que le dio El Resucitado, mientras caído de su caballo admiraba la plenitud de la Gloria de Dios.

Heroes de nuestros días

Heroica atleta polaca murió por salvar a su hija no nacida

ROMA, 16 Jun. 08 / 02:10 am (ACI).- En medio de gran conmoción, miles de polacos dieron al último adiós a Agata Mroz, una joven estrella del voleibol, que murió el 4 de junio pasado luego de postergar un transplante de médula ósea y permitir el nacimiento de su primera hija.

A los 17 años de edad, a Agata le diagnosticaron leucemia. Lejos de abatirse, superó la enfermedad y en poco tiempo ya era considerada la mejor deportista de Polonia y había sido dos veces campeona de Europa con el equipo nacional de voleibol. En España integró el equipo profesional CAV Murcia con el que ganó el título de la Superliga.

La enfermedad la obligó a tomar una año sabático, durante el cual se sometió incesantemente a transfusiones de sangre. La deportista movilizó a todo el país en una cadena de solidaridad. Miles de personas donaron sangre como gesto de apoyo.

El 9 de junio de 2007 se casó con Jacek Olszewski, su débil salud le impidió emprender un viaje de bodas, pero muy pronto salió embarazada. Pocas semanas después, los médicos encontraron que la enfermedad se había agravado.

Agata tomó entonces una decisión heroica: postergó el transplante de médula aconsejado por los médicos hasta que dio a luz el 4 de abril pasado a su hija Liliana.

La deportista declaró en febrero pasado al diario Dziennik que nunca se arrepintió de haber salido embarazada. "La noticia de que iba a ser madre me hizo sentir afortunada. Me alegro mucho porque sentiría lo que es ser una madre y le daría a mi esposo algo bueno de mí misma", declaró.

Agata se sometió al transplante después del parto pero sufrió una infección mortal.

Sus funerales se celebraron en la misma iglesia y el mismo día en que se casó hace un año. Fue recordada por su heroísmo en el deporte y su decisión para enfrentar la enfermedad.

El Obispo Auxiliar de Kielce, Mons. Marian Florczyk, presidió los funerales y aseguró que Polonia recibió de Agata un testimonio de "amor, maternidad, deseo de dar vida y el amor heroico a un niño no nacido".

Ofensas hacia la Virgen María en una televisión española

La Hermandad de la Redención denuncia el trato irrespetuoso de “La Sexta”

JEREZ DE LA FRONTERA, lunes, 16 junio 2008 (ZENIT.org).- La Hermandad de la Redención de Jerez de la Frontera, Cádiz, España, ha manifestado su pesar por las ofensas hacia la Virgen y el trato irrespetuoso hacia la religión de la cadena televisiva "La Sexta".

En una nota remitida a Zenit, y firmada por el hermano mayor, Domingo Castillo Serna, la Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Redención de Jerez de la Frontera, "expresa su pesar por el trato irrespetuoso que en la cadena de televisión conocida como ‘La Sexta' habitualmente se dispensa a la Iglesia católica, obispos, congregaciones y comunidades de creyentes en general.

Así mismo manifiesta su "firme repulsa ante los ofensivos montajes televisivos en los que utilizan con clara intención de mofa y burla, la imagen de la Virgen María, Madre de Dios y Madre Nuestra, en diferentes advocaciones, en concreto la de María Auxiliadora de los Cristianos".

"Llama la atención -añade la nota- que en una sociedad plural y civilizada como la española, que hunde sus raíces democráticas en el respeto y la tolerancia, caracterizada por la defensa de las libertades, existan medios de comunicación como el citado, que agredan impunemente iconos fundamentales de nuestra religión como la bendita imagen de Nuestro Señor Jesucristo, María su Santísima Madre y determinados Santos".

Así mismo, subraya la nota, "esta corporación lamenta profunda y serenamente que los profesionales de dicho medio, introduzcan contenidos en el diseño de su programación que pretendan menospreciar y lesionar sentimientos y creencias de una parte importante y mayoritaria de nuestra sociedad, lo que deja al descubierto entre otros, la alarmante falta de respeto de los directivos y empleados de dicha cadena hacia sus telespectadores en particular y Cristiandad en general".

"Como cristianos, salesianos, exalumnos de Don Bosco y cofrades -añade la nota--, lamentamos profundamente este claro atentado a los signos del catolicismo, al tiempo que exigimos a nuestros gobernantes y directivos de medios de comunicación, se esmeren en regular mecanismos que salvaguarden el debido respeto que merecemos los numerosos ciudadanos que profesamos la religión católica y que hoy nos sentimos lastimados por las incalificables imágenes emitidas en el programa ‘El Intermedio', carentes de respeto a la moralidad pública, claramente atentatorias contra la Iglesia universal de Cristo, exenta de valores éticos y que constituyen una clara mofa a la figura de María Santísima".

"En nombre de los hombres y mujeres libres y creyentes que formamos parte de esta Hermandad y Cofradía -concluye--, queremos dejar bien asentado que en la redacción de la presente nota de repulsa, no ha intervenido ningún miembro consagrado de la Iglesia Católica. Quienes detentamos su autoría no respondemos a orientación alguna nacida de religiosos o religiosas para la difusión de este comunicado. Somos seglares comprometidos con nuestra fe que defendemos nuestras creencias, respetamos la de los demás ciudadanos y exigimos para nosotros y nuestras familias la misma consideración y respeto que dispensamos y reconocemos a todos los hombres y mujeres en general, sea cual fuere su credo, ideología o raza".

Videos Provida: Película "Dinero con sangre"