La consagración a María por medio de Jesús es una experiencia de convivencia comunitaria y recogimiento personal. En este tranquilo lugar se nos abren puertas amorosas que nos apoyan en el conocimiento de Cristo y la formación espiritual, robustecida con talleres, pláticas y testimonios, pero sobre todo con la oración y los sacramentos.
En este espacio somos soporte y peso, llanto y alegría en participación continua, todas con el mismo lenguaje de la búsqueda de Dios. Y rompiendo nuestros esquemas pasados hasta liberarnos de nuestro capullo extendiendo las alas que nos llevarán a volar a Dios.
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