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viernes, 4 de junio de 2010

Corpus Christi

Man132

Les he dicho, hijos Míos, que en la Eucaristía está Mi Cuerpo y Mi Sangre. Crean en Mi palabra que es inefable... Ahí está Mi Cuerpo que nació del seno purísimo de la Santísima Virgen, el que ha sido clavado en la cruz por la salvación del género humano, Sangre que salió de Mi costado, de Mis llagas; preciosa, porque cada gota fue un torrente de amor. Crean que Mi alma Santísima, Mi persona y Divinidad, se hallan igualmente, como que están unidas a Mi Cuerpo y Sangre y que las personas adorables del Padre y del Espíritu Santo, están también, inseparables de la Mía...

Crean que Mi sagrado Cuerpo estando vivo, está unido con la Sangre, y que se hallan uno y otro, bajo cada una de las dos especies...

Crean en fin, que en el momento en que el Sacerdote ha dicho las palabras sagradas, la sustancia del pan y del vino se ha convertido en la de Mi Cuerpo y Sangre, que queda oculto bajo sus apariencias y, por más que sus ojos, gusto, tacto, sentidos y su razón misma combatan esta admirable mudanza, persuadiéndolos que no hay en el altar sino pan y vino como antes, deséchenlos, contra el testimonio de Mi palabra.

No traten de comprender nada en este Misterio de amor, abrácenlo como Yo se lo doy, porque Mi palabra no pasará... Impriman esta verdad en sus espíritus: tengan una fe viva y perfecta de ella y miren con ojos fijos y seguros bajo el velo del sacramento el cuerpo que llena todo el cielo con el resplandor de la gloria: este es el Misterio de la fe.

ORACION DE ADORACIÓN A JESUS SACRAMENTADO

Aunque no vea en nuestros altares ninguna señal de Tu grandeza, Oh Dios de majestad, y que Tu infinita caridad para con los hombres Te haya puesto en ellos en el estado del más profundo aniquilamiento que se puede imaginar, para acomodarte a su flaqueza, que habría podido sufrir la brillantez de Tu gloria, no obstante Te reconozco por mi Rey y mi Dios. Te adoro como soberano Señor de todas las cosas, como Dios de toda la naturaleza, y Creador del universo. Haz que Te tribute todos los respetos que nunca pude rendir a una simple criatura.

Te entrego todo mi ser, mi vida, todo lo que soy, lo que poseo y que estoy seguro de tener porque Tu mano me lo da. Sé de tu infinita grandeza y perfección, superiores a toda idea y expresión.

Miro este gran universo, con todo lo que encierra, como menos que un átomo en comparación Tuya y, no pudiendo hallar en mi con que honrarte, de un modo digno de Tu infinita majestad, me uno a todos Tus santos, ángeles del cielo y justos de la tierra y, especialmente a Tu humanidad santísima, subsistente en el Verbo Divino y, a la Santísima Virgen María, Tu Madre, para honrarte por ellos y con ellos y ofrecerte toda la honra y gloria que Te rinden y rendirán por toda la eternidad.

Uno también toda la gloria que Tú posees dentro de Tu Divina esencia. En ella tomo toda la parte que puede tomar una débil criatura y Te la ofrezco con un espíritu de adoración y homenaje.

ORACION DE ESPERANZA

Manantial inagotable de bondad y misericordia, por grande que sea la muchedumbre y la enormidad de mis pecados, e indigno que sea de Tus gracias por mis faltas, espero sin embargo obtener de Ti el alivio de mis miserias y el perdón de mis pecados.

Fortalécete alma mía, con la esperanza de que recibirás de tu Divino Salvador todos los socorros y ventajas que puedes desear. Espera bienes infinitos del amor inmenso que te ofrece el Señor y prepárate a recibirlos por la firmeza de tu esperanza, por tu inmenso deseo y renunciando a lo mundano. A lo que no esté cerca del Señor.

lunes, 31 de mayo de 2010

Cosas que vale la pena leer

Colaboración del P. Vicente Vega S.B.D.

¡No dejes de salir a nuestras calles en el jueves de Corpus… Señor!

Porque, sin Ti, el mundo se enfría. Porque, sin Ti, el hombre se envilece. Porque, sin Ti, olvidamos que el amor es fuente de felicidad. Porque, sin Ti, nuestra tierra es huérfana.

¡No dejes de salir a nuestras calles en el jueves de Corpus… Señor!

Porque seguimos necesitando tu pan multiplicado. Porque somos tan débiles como ayer. Porque, nuestros pecados, pueden a veces con la virtud. Porque, nuestras almas, se llenan de trastos inservibles.

¡No dejes de salir a nuestras calles en el jueves de Corpus… Señor!

Y, si ves que nos hemos alejado de ti, que seas un imán que nos atraes hacia la fuente de la verdad. Y, si ves que te hemos dado la espalda, alcánzanos de frente para nunca más olvidarte. Y, si ves que hemos perdido el apetito de lo divino, acércanos el cáliz de tu amor y de tu perdón.

Sí, Señor; ¡no dejes de salir a nuestras calles en tu Custodia!

Y, deja, que nos arrodillemos ante Ti: cuando Tú lo hiciste ante nosotros en Jueves Santo. Y, deja, que te hablemos al corazón de la Custodia, cuando Tú, lo hiciste en cada uno de los nuestros. Y, deja, que presentemos al mundo este manjar, cuando, Tú, nos lo dejaste en sencilla mesa. Y, deja, que nos miremos los unos a los otros para cantar contemplando este Misterio.

¡No dejes de salir a nuestras calles este jueves de Corpus, Señor!

Que nadie ocupe el lugar que te corresponde en el mundo. Que nadie turbe la paz y la calma del día del Corpus. Que nadie, creyéndose rey, se sienta más importante que Aquel otro, que siéndolo, se hace una vez más siervo.

¡No dejes de salir a nuestras calles este jueves de Corpus, Señor!

Aquí tienes nuestros corazones: haz de ellos una patena. Aquí tienes nuestras mentes: haz de ellas un altavoz. Aquí tienes nuestras manos: haz de ellas una carroza. Aquí tienes nuestros ojos: haz de ellos dos diamantes. Aquí tienes nuestras almas: haz de ellas el oro de tu custodia. Aquí tienes nuestros cuerpos: haz de ellos las más auténticas custodias que nunca se cansen de anunciar por todo el mundo que sigues viviendo y permaneciendo eternamente presente en el gran milagro de la eucaristía.

¡No dejes de salir a nuestras calles, Señor! ¿Nos dejas acompañarte?


Videos Provida: Película "Dinero con sangre"