Posiblemente, una de las más difíciles tentaciones que vencer, es la de escurrir el bulto cuando se nos presentan posibilidades de sufrir dolor, incomodidad, humillación, etc.
Es admirable cómo se nos agudiza el ingenio, se abre la mente, y salen las palabras con tanta facilidad, cuando tenemos que inventar algún justificativo por una falta, aunque sea ésta un simple retraso (si es que podemos llamar simple a usar el tiempo de las personas que nos esperan), y lo remarcable es que normalmente cometemos estas faltas precisamente con las personas que dependen de nosotros de alguna forma. Cuántas veces, llegamos con una máscara de “estoy muy ocupado”, o urdimos toda una trama de eventos cercanos o lejanos, que nos justifican esa falta, así sea LA falta, esa que repetimos constantemente confesión tras confesión.
Cuando sentimos cariño, amistad, lealtad o cualquier otro sentimiento por alguna persona, no nos resulta agradable saber que pronto estará en problemas. Comenzamos por hablarle con ternura, y de acuerdo a la intimidad o a la dependencia que nos ate a esa persona, tratamos de advertirle, de aconsejarle, de evitarle aquello que le está por venir, puesto que nos angustia que nuestros seres queridos, nuestros amigos cercanos, caigan en peligros de cualquier tipo.
“No te angusties, a ti no te puede pasar eso”, le decimos, “Vas a ver que no sucederá, es imposible que tengas ese cáncer, (o pierdas ese dinero, o vayas a parar en la cárcel), Nosotros te protegeremos, no te van a agarrar solo”. Y seguimos diciendo frases de ese tipo, con el deseo sincero de cambiar la angustia de nuestro amigo por tranquilidad y confianza.
Pero, como siempre, nuestra manera de pensar es distinta. Nunca podremos ni siquiera intuir los planes que el Señor tiene para nosotros, la forma en que su amor a veces nos hace padecer para pulir alguna arista, alguna imperfección en la joya que solo Él puede hacer con cada uno de nosotros.
Y es muy loable ver que un amigo salta en ayuda, en protección a su amigo, es muy alentador encontrar un alma cercana que trata de hacer algo para evitarnos sufrimiento. Eso es lo que encontramos en la actitud de Pedro, de ese Pedro tan maravillosamente humano, tan cercano a nosotros, tan frágil, pero también tan impulsivo, que no duda en acercarse al Maestro con el que había compartido tanto tiempo, cuando Él les dice que tenía que sufrir mucho, hasta la muerte en la cruz.
Pedro había estado con Jesús ya casi tres años. Recorrió con Él innumerables caminos, incontables noches de charlas y enseñanzas sentados junto al fuego a la orilla de algún camino. Pedro amaba a Cristo, aunque a ratos perdía de vista su condición de Mesías, y lo veía como al amigo, al Maestro que tanto les enseñaba aún siendo más joven que él. Pero no llegó a ver que por ese deseo de ni siquiera pensar que le pudiera pasar algo malo a Jesús, le estaba brindando en bandeja una terrible tentación, la de no cumplir la Misión salvífica por la cual había encarnado en el seno purísimo de María su Madre.
Y podemos hacernos una idea de la magnitud de la tentación que sufrió Jesús, cuando vemos que Él, que hacía pocos días le había nombrado Pedro, y había anunciado su decisión de edificar Su Iglesia sobre esa Piedra dándole las llaves del cielo, se da la vuelta y lo reprende: “Atrás de mi, Satanás”.
Pobre Pedro, que no podías comprender que para Jesús, nada había ni hay, más importante que la Voluntad de Su Padre, y que al hablarle de esa manera, estabas avivando el temor y la angustia de Dios, que se preparaba para sufrir. Pobre Pedro, que te dejaste llevar por tu amor humano con ese amigo divino al que amabas profunda pero irreflexivamente. ¿Dónde estabas Pedro, cuando tu Maestro cargaba su cruz camino al Calvario?
La lectura de Mt 16,21-27, nos deja entonces varias enseñanzas.
La primera, es que como Jesús, nuestra reacción debe ser rápida y contundente, cuando algo o alguien nos sugiere allanar nuestro camino torciendo la voluntad de Dios, aunque esta tentación venga de personas que nos aman con sinceridad.
La segunda, es la de estar siempre alertas a la posibilidad de servir de escándalo (tropiezo) o tentación a otra persona, aunque sea por impulso de amor, alentándolo a que deje de cumplir lo que Dios ha puesto en su camino.
La tercera, es que movidos por nuestro amor, por nuestra lealtad, tenemos que alentar, ayudar, sostener a nuestros hermanos que tienen que pasar por la cruz.
Reflejándonos en este pasaje del Evangelio, resulta mucho más hermoso, cuando encontramos a alguien en peligro, en enfermedad o en problemas, que en lugar de ponernos en el papel de Pedro, nos pongamos en el papel del Cireneo.
Es mayor expresión de amor ayudar a cargar la cruz, que empujar a evitarla en contra de la voluntad de Dios.
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lunes, 1 de septiembre de 2008
Podrán hacer legal lo criminal, pero nunca podrán hacerlo moral
Llamado a los fieles de la Arquidiócesis de México en defensa de la vida de los niños no nacidos
Fuente: Arzobispo Primado de México
Autor: Emmo. Sr. Card. Norberto Rivera Carrera
¡Queridos fieles, hermanos en Cristo Jesús!
Estamos viviendo con profundo dolor el hecho de que la Suprema Corte de Justicia de la nación avaló jurídicamente una ley inmoral que no sólo despenaliza el aborto, sino que lastima y vulnera los derechos primordiales del ser humano. Esta decisión podrá hacer legal lo criminal, pero nunca podrá hacer moral lo que, de suyo, es abominable como es el asesinato de seres inocentes en el vientre de sus madres. Ninguna corte pude contradecir la ley suprema de Dios que nos ordena: ¡No matarás!
La Iglesia, que fue convocada por Jesucristo para defender la vida y ser esperanza de vida aún en las condiciones más adversas, tiene ante sí una nueva oportunidad de responder con acciones concretas frente a la cultura de la muerte que se ha impuesto en nuestra ciudad.
El futuro de esta nación -queridos hermanos- depende de ustedes, pues ante el temor generalizado por la violencia en las calles y la destrucción que deja tras de sí el narcotráfico, se suma ahora la violencia institucional, avalada por la justicia, que no detendrá la pérdida de la vida de millones de niños inocentes, y que será causa del consecuente daño físico, moral y espiritual de las mujeres que vivan este trágico suceso.
A ello se agrega también nuestra preocupación por las almas y por la conciencia cristiana que carga no sólo con el terrible peso del pecado, sino también con el riesgo de la indiferencia y el relativismo moral. La Arquidiócesis de México, conmovida por estas razones, se ha dirigido en diversas ocasiones a los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, ante quienes ha manifestado de manera clara su postura, que no es otra que la del Evangelio de Jesucristo que venció a la muerte y vino a dar vida en abundancia.
La Iglesia Católica ha defendido y defenderá siempre el respeto a la vida desde su concepción hasta su fin natural. Defiende a cada niño concebido, pues su existencia es un don de Dios que estamos obligados a proteger. Pero tampoco nos son ajenas las mujeres que sufren la violencia, la marginación, el abandono, la ignorancia o se ven obligadas, por su pareja o familia, a ejecutar el terrible acto del aborto. Por esta razón, y para prevenir la tragedia del infanticidio, hago un llamado a los católicos a ofrecer ayuda inmediata a aquellos que se encuentran en esta difícil situación.
Las complicaciones de índole material o de salud no debieran inducir nunca a ninguna madre a asesinar la vida concebida. “¡Salvemos a cada niño concebido!”, como clamó nuestro amado Juan Pablo II.
Un servidor, como cabeza de esta Iglesia particular en unión con mis obispos auxiliares, convocamos a todos los sacerdotes y religiosos de esta Iglesia que peregrina en la ciudad de México a atender de forma desinteresada, decidida y sacrificada a todo aquel que tenga en mente acabar con la vida del concebido. Les suplicamos, escuchen y orienten principalmente a las madres que experimentan en su vientre el milagro de la vida. De igual modo, hermanos en el ministerio sacerdotal, estén prestos y diligentes para administrar el sacramento de la Reconciliación y orientar a quienes por desgracia han participado del execrable crimen del aborto.
Nos dirigimos también, en el nombre de Dios, a los médicos y enfermeras, principalmente a aquellos que han sido bautizados en la fe católica, para que protejan a toda costa la vida de los niños concebidos y sean fieles a su vocación y conciencia cristiana. Les conmino a ejercer su derecho de objeción de conciencia y repudiar en sus espacios laborales este acto de lesa humanidad. Así mismo, llamamos a las autoridades sanitarias a que, acatando la ley, respeten la conciencia de los médicos que se rehúsen a practicar estos espantosos asesinatos.
Hacemos un llamado también a todas las religiosas y responsables de casas conventuales para que -según su carisma y apostolado- acojan a las madres embarazadas en situación de desamparo, o a los hijos de éstas, para que el amor de su comunidad sea signo sensible de hermandad cristiana y del amor de Dios entre los más necesitados. Tengan siempre presentes las palabras de Cristo: “Quien recibe a uno de estos pequeños en mi nombre, a mí me recibe” (Mc 9, 37)
Llamamos también a todos aquellos laicos que se desempeñan en el ámbito gubernamental o empresarial, y en cuyas manos se encuentra la posibilidad de procurar beneficios a las mujeres en situación de embarazo, a participar activamente en la tarea de salvar a los niños concebidos, procurando leyes que ayuden a las mujeres y promoviendo empleos dignos que permitan el sano desarrollo de la familia. Pedimos a las autoridades no negar la oportunidad de una ayuda económica digna a mujeres embarazadas, portadoras de la vida y del futuro de nuestra sociedad.
Por último, hacemos un llamado a todas las familias a actuar con bondad y cariño para que toda mujer viva su embarazo con la mayor protección y cuidado de sus parejas, padres, parientes y amigos, porque no hay mayor dolor que ser rechazado o señalado por la propia familia o la sociedad.
¡Que reine Jesús por siempre, que reine su corazón lleno de amor, perdón y misericordia!, y que nos dé el coraje para enfrentar los retos a los que este doloroso momento nos obliga. Que Santa María de Guadalupe, madre de todos los mexicanos y a quien pertenece nuestra nación, nos ampare en su amoroso regazo y nos cuide en esta difícil situación por la que atraviesa nuestra amada patria.
Emmo. Sr. Card. Norberto Rivera Carrera
Arzobispo Primado de México
Fuente: Arzobispo Primado de México
Autor: Emmo. Sr. Card. Norberto Rivera Carrera
¡Queridos fieles, hermanos en Cristo Jesús!
Estamos viviendo con profundo dolor el hecho de que la Suprema Corte de Justicia de la nación avaló jurídicamente una ley inmoral que no sólo despenaliza el aborto, sino que lastima y vulnera los derechos primordiales del ser humano. Esta decisión podrá hacer legal lo criminal, pero nunca podrá hacer moral lo que, de suyo, es abominable como es el asesinato de seres inocentes en el vientre de sus madres. Ninguna corte pude contradecir la ley suprema de Dios que nos ordena: ¡No matarás!
La Iglesia, que fue convocada por Jesucristo para defender la vida y ser esperanza de vida aún en las condiciones más adversas, tiene ante sí una nueva oportunidad de responder con acciones concretas frente a la cultura de la muerte que se ha impuesto en nuestra ciudad.
El futuro de esta nación -queridos hermanos- depende de ustedes, pues ante el temor generalizado por la violencia en las calles y la destrucción que deja tras de sí el narcotráfico, se suma ahora la violencia institucional, avalada por la justicia, que no detendrá la pérdida de la vida de millones de niños inocentes, y que será causa del consecuente daño físico, moral y espiritual de las mujeres que vivan este trágico suceso.
A ello se agrega también nuestra preocupación por las almas y por la conciencia cristiana que carga no sólo con el terrible peso del pecado, sino también con el riesgo de la indiferencia y el relativismo moral. La Arquidiócesis de México, conmovida por estas razones, se ha dirigido en diversas ocasiones a los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, ante quienes ha manifestado de manera clara su postura, que no es otra que la del Evangelio de Jesucristo que venció a la muerte y vino a dar vida en abundancia.
La Iglesia Católica ha defendido y defenderá siempre el respeto a la vida desde su concepción hasta su fin natural. Defiende a cada niño concebido, pues su existencia es un don de Dios que estamos obligados a proteger. Pero tampoco nos son ajenas las mujeres que sufren la violencia, la marginación, el abandono, la ignorancia o se ven obligadas, por su pareja o familia, a ejecutar el terrible acto del aborto. Por esta razón, y para prevenir la tragedia del infanticidio, hago un llamado a los católicos a ofrecer ayuda inmediata a aquellos que se encuentran en esta difícil situación.
Las complicaciones de índole material o de salud no debieran inducir nunca a ninguna madre a asesinar la vida concebida. “¡Salvemos a cada niño concebido!”, como clamó nuestro amado Juan Pablo II.
Un servidor, como cabeza de esta Iglesia particular en unión con mis obispos auxiliares, convocamos a todos los sacerdotes y religiosos de esta Iglesia que peregrina en la ciudad de México a atender de forma desinteresada, decidida y sacrificada a todo aquel que tenga en mente acabar con la vida del concebido. Les suplicamos, escuchen y orienten principalmente a las madres que experimentan en su vientre el milagro de la vida. De igual modo, hermanos en el ministerio sacerdotal, estén prestos y diligentes para administrar el sacramento de la Reconciliación y orientar a quienes por desgracia han participado del execrable crimen del aborto.
Nos dirigimos también, en el nombre de Dios, a los médicos y enfermeras, principalmente a aquellos que han sido bautizados en la fe católica, para que protejan a toda costa la vida de los niños concebidos y sean fieles a su vocación y conciencia cristiana. Les conmino a ejercer su derecho de objeción de conciencia y repudiar en sus espacios laborales este acto de lesa humanidad. Así mismo, llamamos a las autoridades sanitarias a que, acatando la ley, respeten la conciencia de los médicos que se rehúsen a practicar estos espantosos asesinatos.
Hacemos un llamado también a todas las religiosas y responsables de casas conventuales para que -según su carisma y apostolado- acojan a las madres embarazadas en situación de desamparo, o a los hijos de éstas, para que el amor de su comunidad sea signo sensible de hermandad cristiana y del amor de Dios entre los más necesitados. Tengan siempre presentes las palabras de Cristo: “Quien recibe a uno de estos pequeños en mi nombre, a mí me recibe” (Mc 9, 37)
Llamamos también a todos aquellos laicos que se desempeñan en el ámbito gubernamental o empresarial, y en cuyas manos se encuentra la posibilidad de procurar beneficios a las mujeres en situación de embarazo, a participar activamente en la tarea de salvar a los niños concebidos, procurando leyes que ayuden a las mujeres y promoviendo empleos dignos que permitan el sano desarrollo de la familia. Pedimos a las autoridades no negar la oportunidad de una ayuda económica digna a mujeres embarazadas, portadoras de la vida y del futuro de nuestra sociedad.
Por último, hacemos un llamado a todas las familias a actuar con bondad y cariño para que toda mujer viva su embarazo con la mayor protección y cuidado de sus parejas, padres, parientes y amigos, porque no hay mayor dolor que ser rechazado o señalado por la propia familia o la sociedad.
¡Que reine Jesús por siempre, que reine su corazón lleno de amor, perdón y misericordia!, y que nos dé el coraje para enfrentar los retos a los que este doloroso momento nos obliga. Que Santa María de Guadalupe, madre de todos los mexicanos y a quien pertenece nuestra nación, nos ampare en su amoroso regazo y nos cuide en esta difícil situación por la que atraviesa nuestra amada patria.
Emmo. Sr. Card. Norberto Rivera Carrera
Arzobispo Primado de México
Responden miles al llamado del Cardenal Rivera
Fuente: Catholic.net
Autor: Catholic.net
Con el lema de “No lo mates, dámelo a mí!”, 53 Centros de ayuda para la mujer y 1555 matrimonios responden al llamado del Sr. Cardenal Norberto Rivera Carrera para dar acogida y ayuda a los niños de las mujeres que estén tentadas a abortarlos por no tener recursos materiales o psicológicos para mantenerlos y educarlos.
Con esta generosa respuesta a su llamado, el Sr. Cardenal acaba con los argumentos que usaron los legisladores mexicanos, el día de ayer, para hacer aparecer un aborto como algo necesario, pues dichas instituciones y matrimonios están esperando a todas las mujeres que soliciten su ayuda, para acogerlas, ayudarlas y acoger en sus propios hogares y familias a los bebés que traen en sus vientres. Prometen no sólo manutención para el bebé, sino también educación y el cariño de una familia.
Esta respuesta se está fraguando y creciendo rápidamente, cada minuto, gracias a las redes sociales y las nuevas tecnologías, dentro del portal de Internet Catholic.net. Las listas con los nombres de instituciones y matrimonios interesados en acoger a los bebés, están publicadas abiertamente en http://nolomates.catholic.net, en donde también existen formularios para que se registren todas las mujeres que quieren ser ayudadas.
Si no quieres tener a tu bebé…
Si estás pensando en abortar…
¡No lo mates, dámelo a mí!
http://nolomates.catholic.net
Autor: Catholic.net
Con el lema de “No lo mates, dámelo a mí!”, 53 Centros de ayuda para la mujer y 1555 matrimonios responden al llamado del Sr. Cardenal Norberto Rivera Carrera para dar acogida y ayuda a los niños de las mujeres que estén tentadas a abortarlos por no tener recursos materiales o psicológicos para mantenerlos y educarlos.
Con esta generosa respuesta a su llamado, el Sr. Cardenal acaba con los argumentos que usaron los legisladores mexicanos, el día de ayer, para hacer aparecer un aborto como algo necesario, pues dichas instituciones y matrimonios están esperando a todas las mujeres que soliciten su ayuda, para acogerlas, ayudarlas y acoger en sus propios hogares y familias a los bebés que traen en sus vientres. Prometen no sólo manutención para el bebé, sino también educación y el cariño de una familia.
Esta respuesta se está fraguando y creciendo rápidamente, cada minuto, gracias a las redes sociales y las nuevas tecnologías, dentro del portal de Internet Catholic.net. Las listas con los nombres de instituciones y matrimonios interesados en acoger a los bebés, están publicadas abiertamente en http://nolomates.catholic.net, en donde también existen formularios para que se registren todas las mujeres que quieren ser ayudadas.
Si no quieres tener a tu bebé…
Si estás pensando en abortar…
¡No lo mates, dámelo a mí!
http://nolomates.catholic.net
Cardenal Bergoglio: Despojarse de todo lo que haga lenta y pesada a la evangelización
BUENOS AIRES, 24 Ago. 08 (ACI).-El Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Jorge Mario Bergoglio, aseguró que para que la nueva evangelización sea fructífera "tenemos, que habituarnos al infatigable esfuerzo del discernimiento comunitario que nos ayude a despojarnos de todo aquello que haga lento, viejo y pesado nuestro ser discípulos misioneros".
"Necesitamos de la experiencia fundante de una fe sencilla, que se hace vida y cultura", destacó el Purpurado en una reciente Eucaristía por el día del catequista.
En ese sentido, recordó la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Aparecida y señaló que todos "fuimos conducidos al 'Santuario' para que la experiencia de la fe de nuestro pueblo fortaleciera nuestras rodillas vacilantes, para que la crisis de nuestras respuestas y recetas ayudasen a forjar el auténtico discípulo que, consciente de no tener las respuestas, se acerca con mirada humilde al único Maestro y escucha con atención sus palabras".
Tras agradecer a Dios por "la entrega de sus vidas y por el don de este ministerio eclesial" (de la catequesis), el Cardenal Bergoglio hizo referencia a un documento que escribió hace un tiempo donde da algunas "pistas a tener en cuenta para asumir nuevas actitudes y formas de evangelización" como el vivir "la pasión por el Reino como centro de la vida y acción eclesial", pues la Iglesia "evangeliza y es evangelizada constantemente desde el anuncio del Kerigma".
También precisaba que esto solo se "sostiene por la Palabra y apunta al encuentro con Jesús que lleva al cambio personal y a la creación de certezas profundas que iluminan tanto la vida personal como social".
El Purpurado finalizó su homilía rogando a San Pablo que "nos ayude a no achicarnos para que podamos hacerle frente a esta encrucijada de la historia con la misma audacia y fervor misionero de aquél que anunció el evangelio como necesidad imperiosa, no para gloria suya, sino como fruto de una misión que se le había confiado".
"Necesitamos de la experiencia fundante de una fe sencilla, que se hace vida y cultura", destacó el Purpurado en una reciente Eucaristía por el día del catequista.
En ese sentido, recordó la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Aparecida y señaló que todos "fuimos conducidos al 'Santuario' para que la experiencia de la fe de nuestro pueblo fortaleciera nuestras rodillas vacilantes, para que la crisis de nuestras respuestas y recetas ayudasen a forjar el auténtico discípulo que, consciente de no tener las respuestas, se acerca con mirada humilde al único Maestro y escucha con atención sus palabras".
Tras agradecer a Dios por "la entrega de sus vidas y por el don de este ministerio eclesial" (de la catequesis), el Cardenal Bergoglio hizo referencia a un documento que escribió hace un tiempo donde da algunas "pistas a tener en cuenta para asumir nuevas actitudes y formas de evangelización" como el vivir "la pasión por el Reino como centro de la vida y acción eclesial", pues la Iglesia "evangeliza y es evangelizada constantemente desde el anuncio del Kerigma".
También precisaba que esto solo se "sostiene por la Palabra y apunta al encuentro con Jesús que lleva al cambio personal y a la creación de certezas profundas que iluminan tanto la vida personal como social".
El Purpurado finalizó su homilía rogando a San Pablo que "nos ayude a no achicarnos para que podamos hacerle frente a esta encrucijada de la historia con la misma audacia y fervor misionero de aquél que anunció el evangelio como necesidad imperiosa, no para gloria suya, sino como fruto de una misión que se le había confiado".
Atleta británica optó por la vida de su bebé y ganó medalla olímpica en Pekín
LONDRES, 27 Ago. 08 (ACI).-En el año 2004 la atleta Tasha Danvers-Smith ostentaba su mejor marca en los 400 metros con vallas y era una de las candidatas de fuerza a tentar una presea en las Olimpiadas de Atenas. Sin embargo, resultó embarazada y aunque su entorno esperaba que abortara para competir, ella optó por la vida de su bebé, a quien dedicó la medalla de bronce que ganó hace unos días en Pekín.
Tasha sacrificó un tiempo de gloria en Atenas por el pequeño Jaden, quien asegura fue su inspiración para lograr un sitio en el podio de ganadores de las olimpiadas de Pekín, clausuradas el domingo pasado.
Según relata LifeSiteNews.com, tras descubrir que estaba embarazada en el año 2004, Tasha decidió junto a su esposo y entrenador, Darrell, priorizar la vida del bebé antes que el sueño de competir en los juegos olímpicos de Atenas. En ese momento, sus compañeros deportivos le pidieron que abortara al bebé por considerarla una opción segura para lograr la medalla de oro. La prensa también fue muy dura con ella porque decidió defender la vida de su hijo.
Varias organizaciones de defensa de la vida se conmovieron con el gesto de Danvers-Smith y la apoyaron sin reservas. La entidad Life Issues Institute (LII) le concedió el galardón "Hero At Heart" (Héroe de Corazón), concedido a aquellos individuos que "demuestran un sorprendente valor o compasión a favor de la vida humana inocente".
El director ejecutivo de LII, Bradley Mattes, consideró la medalla de bronce obtenida por Tasha como una "victoria enorme" de las mujeres y una prueba de que sus detractores estaban equivocados.
"Tasha ha demostrado a las mujeres de todo el mundo que no tienen que sacrificar a sus hijos no nacidos para conseguir sus sueños. Su hijo de tres años, Jaden, fue su inspiración para lograr sus metas olímpicas", indicó Mattes.
"Tasha hizo una opción clara por la vida, aunque significara dejar de lado temporalmente sus sueños de una medalla olímpica. Ahora es un miembro del exclusivo club de campeones olímpicos y tiene un hijo hermoso.
Tasha sacrificó un tiempo de gloria en Atenas por el pequeño Jaden, quien asegura fue su inspiración para lograr un sitio en el podio de ganadores de las olimpiadas de Pekín, clausuradas el domingo pasado.
Según relata LifeSiteNews.com, tras descubrir que estaba embarazada en el año 2004, Tasha decidió junto a su esposo y entrenador, Darrell, priorizar la vida del bebé antes que el sueño de competir en los juegos olímpicos de Atenas. En ese momento, sus compañeros deportivos le pidieron que abortara al bebé por considerarla una opción segura para lograr la medalla de oro. La prensa también fue muy dura con ella porque decidió defender la vida de su hijo.
Varias organizaciones de defensa de la vida se conmovieron con el gesto de Danvers-Smith y la apoyaron sin reservas. La entidad Life Issues Institute (LII) le concedió el galardón "Hero At Heart" (Héroe de Corazón), concedido a aquellos individuos que "demuestran un sorprendente valor o compasión a favor de la vida humana inocente".
El director ejecutivo de LII, Bradley Mattes, consideró la medalla de bronce obtenida por Tasha como una "victoria enorme" de las mujeres y una prueba de que sus detractores estaban equivocados.
"Tasha ha demostrado a las mujeres de todo el mundo que no tienen que sacrificar a sus hijos no nacidos para conseguir sus sueños. Su hijo de tres años, Jaden, fue su inspiración para lograr sus metas olímpicas", indicó Mattes.
"Tasha hizo una opción clara por la vida, aunque significara dejar de lado temporalmente sus sueños de una medalla olímpica. Ahora es un miembro del exclusivo club de campeones olímpicos y tiene un hijo hermoso.
Entre herramientas
Fuente: Catholic.net
Autor: Arturo Guerra
Medidas para los demás y para uno mismo
Si nos enteramos de que el futbolista famoso de turno se comió el domingo pasado un trozo de una deliciosa tarta de chocolate, juzgaremos, primero, el tamaño escandaloso –a nuestro entender– del trozo; y segundo, su impenitente glotonería que le está llevando a la ruina irremediable de su condición física. Si a un presidente se le ocurre comprar para la residencia presidencial unos shampoos con esencia de naranja y de sandía, juzgaremos su lujosa política presupuestaria. Y si el vecino del piso de arriba viene y nos pide azúcar, juzgaremos su descarada falta de previsión.
Sí. A la hora de medir, los seres humanos somos duros.
Quien más quien menos, lo juzgamos todo a todos: al compañero de trabajo si se tomó dos cafés en vez de uno, al jefe si mandó pintar el muro de otro color, a la mamá si se le ocurre escogernos como blanco de alguna de sus habituales órdenes… Juzgamos el más mínimo gesto de los demás. Nos montamos largas películas sobre las oscuras y perversas intenciones que aquella sospechosa persona tuvo cuando hizo aquello, o cuando movió aquello, o cuando dijo aquello. O sea, que juzgamos más lo que menos se ve.
En una ocasión, yendo con un compañero de trabajo, recorríamos muy de mañana una carretera todavía muy solitaria. Paramos en una gasolinera, y, tras repostar, el coche no quiso seguir. Lo que había pasado, tristemente, fue que a esas bajas horas de la madrugada, confundimos la manguera de la gasolina con la de diesel. Así que tuvimos que llamar los servicios de una grúa. Ya a bordo, una vez que le confesamos al conductor la causa de nuestro percance, nos comentó que cada día atendía uno de estos casos como mínimo, y en días punta hasta dos o tres. Esto nos consoló un poco. El buen hombre, en su ya larga experiencia atendiendo gente que se equivoca de combustible, nos dijo que la inmensa mayoría no reconoce el error; que, en promedio, de cada diez, sólo uno lo reconoce.
¡Hombre!, nosotros dos, ciertamente, en un primer momento dudamos en reconocerlo pero la evidencia pronto nos convenció a cada uno de nuestra respectiva mitad de culpa en tan desgraciado error.
Las buenas cualidades
El buen señor nos llegó a comentar el caso de una persona que no sólo no reconocía su error, sino que desde la misma grúa se puso a llamar a su abogado con intenciones de demandar ante la Justicia a los dueños de esa gasolinera por no tener una señalización lo suficientemente convincente como para evitar el suceso.
Así somos. A la hora de medir a otros somos duros.
Cuenta una fábula anónima que en una ocasión en el taller de un carpintero las herramientas no se aguantaban las unas a las otras. Así que un buen día se pusieron a discutir formalmente el martillo, el tornillo, la lija y la cinta métrica. El tornillo comenzó diciendo que el martillo se la pasaba golpeando a los demás. La lija dijo que para lograr que el tornillo sirviera para algo primero había que darle muchas vueltas. La cinta métrica afirmó que la lija lo único que hacía era provocar fricciones día tras día. Y el martillo se quejó de que la cinta métrica se la pasaba midiendo a los demás como si fuera la única perfecta del taller. Las herramientas estaban todavía discutiendo acaloradamente, cuando de pronto entró el carpintero en su taller. Sin más, se puso a trabajar afanosamente y al cabo de cuarenta y cinco minutos terminó una preciosa silla. Y, sin decir nada, se marchó.
Entonces el tornillo tomó la palabra y dijo a sus compañeras herramientas: “Lo véis, lo que este hombre ha hecho con nosotros, es fijarse en las cosas buenas de cada quien, y gracias a eso ha sido capaz de hacer algo hermoso a través de nosotros”.
Herramientas para el bien
Así que, dejados solos, siempre seremos duros de juicio. La única solución es levantar la mirada y observar a nuestro Carpintero, día tras día… ¿Acaso la profesión de Cristo no es la de carpintero? Fijémonos que la medida de Dios es mucho más objetiva que la nuestra. Se acerca muchísimo más a la verdad que la medida humana. Porque Dios se deja deslumbrar por la bondad y potencialidades de cada hijo suyo. Se deslumbra tanto porque sabe que los defectillos de su hijo son incluso herramientas de más bondad. Sin defectos no habría lucha por ser mejores, pues careceríamos de enemigos. La mirada de Dios es más completa y verdadera. No se trata de una mirada dulzona, ingenua, y que esconde ridículamente los defectos. No. Es una mejor mirada.
De tanto ver a nuestro Carpintero, quizá… De observar con frecuencia cómo ve él las cosas… De verle cómo suda, cómo se pincha con un clavo rebelde y enseguida le perdona, con qué paciencia le da vueltas a un tornillo, con qué cariño mira la tosca madera, la desempolva, y hasta la abraza… De verle con qué tesón trabaja, las horas extras que hace, cómo su madre tiene que decirle que detenga un poco el trabajo, que se lave las manos y que coma... De verle sus manos, sus cicatrices, y cómo el dolor las ha hecho aún más bondadosas…
Sólo así, quizá, nos iremos contagiando de su sencillez, de su humildad, de su bondad, de su mansedumbre. Sólo así, quizá, aprenderemos a medir a su manera, más allá de nuestras medidas supuestamente matemáticas. Sólo así, quizá, seremos mejores herramientas en Sus manos.
Autor: Arturo Guerra
Medidas para los demás y para uno mismo
Si nos enteramos de que el futbolista famoso de turno se comió el domingo pasado un trozo de una deliciosa tarta de chocolate, juzgaremos, primero, el tamaño escandaloso –a nuestro entender– del trozo; y segundo, su impenitente glotonería que le está llevando a la ruina irremediable de su condición física. Si a un presidente se le ocurre comprar para la residencia presidencial unos shampoos con esencia de naranja y de sandía, juzgaremos su lujosa política presupuestaria. Y si el vecino del piso de arriba viene y nos pide azúcar, juzgaremos su descarada falta de previsión.
Sí. A la hora de medir, los seres humanos somos duros.
Quien más quien menos, lo juzgamos todo a todos: al compañero de trabajo si se tomó dos cafés en vez de uno, al jefe si mandó pintar el muro de otro color, a la mamá si se le ocurre escogernos como blanco de alguna de sus habituales órdenes… Juzgamos el más mínimo gesto de los demás. Nos montamos largas películas sobre las oscuras y perversas intenciones que aquella sospechosa persona tuvo cuando hizo aquello, o cuando movió aquello, o cuando dijo aquello. O sea, que juzgamos más lo que menos se ve.
En una ocasión, yendo con un compañero de trabajo, recorríamos muy de mañana una carretera todavía muy solitaria. Paramos en una gasolinera, y, tras repostar, el coche no quiso seguir. Lo que había pasado, tristemente, fue que a esas bajas horas de la madrugada, confundimos la manguera de la gasolina con la de diesel. Así que tuvimos que llamar los servicios de una grúa. Ya a bordo, una vez que le confesamos al conductor la causa de nuestro percance, nos comentó que cada día atendía uno de estos casos como mínimo, y en días punta hasta dos o tres. Esto nos consoló un poco. El buen hombre, en su ya larga experiencia atendiendo gente que se equivoca de combustible, nos dijo que la inmensa mayoría no reconoce el error; que, en promedio, de cada diez, sólo uno lo reconoce.
¡Hombre!, nosotros dos, ciertamente, en un primer momento dudamos en reconocerlo pero la evidencia pronto nos convenció a cada uno de nuestra respectiva mitad de culpa en tan desgraciado error.
Las buenas cualidades
El buen señor nos llegó a comentar el caso de una persona que no sólo no reconocía su error, sino que desde la misma grúa se puso a llamar a su abogado con intenciones de demandar ante la Justicia a los dueños de esa gasolinera por no tener una señalización lo suficientemente convincente como para evitar el suceso.
Así somos. A la hora de medir a otros somos duros.
Cuenta una fábula anónima que en una ocasión en el taller de un carpintero las herramientas no se aguantaban las unas a las otras. Así que un buen día se pusieron a discutir formalmente el martillo, el tornillo, la lija y la cinta métrica. El tornillo comenzó diciendo que el martillo se la pasaba golpeando a los demás. La lija dijo que para lograr que el tornillo sirviera para algo primero había que darle muchas vueltas. La cinta métrica afirmó que la lija lo único que hacía era provocar fricciones día tras día. Y el martillo se quejó de que la cinta métrica se la pasaba midiendo a los demás como si fuera la única perfecta del taller. Las herramientas estaban todavía discutiendo acaloradamente, cuando de pronto entró el carpintero en su taller. Sin más, se puso a trabajar afanosamente y al cabo de cuarenta y cinco minutos terminó una preciosa silla. Y, sin decir nada, se marchó.
Entonces el tornillo tomó la palabra y dijo a sus compañeras herramientas: “Lo véis, lo que este hombre ha hecho con nosotros, es fijarse en las cosas buenas de cada quien, y gracias a eso ha sido capaz de hacer algo hermoso a través de nosotros”.
Herramientas para el bien
Así que, dejados solos, siempre seremos duros de juicio. La única solución es levantar la mirada y observar a nuestro Carpintero, día tras día… ¿Acaso la profesión de Cristo no es la de carpintero? Fijémonos que la medida de Dios es mucho más objetiva que la nuestra. Se acerca muchísimo más a la verdad que la medida humana. Porque Dios se deja deslumbrar por la bondad y potencialidades de cada hijo suyo. Se deslumbra tanto porque sabe que los defectillos de su hijo son incluso herramientas de más bondad. Sin defectos no habría lucha por ser mejores, pues careceríamos de enemigos. La mirada de Dios es más completa y verdadera. No se trata de una mirada dulzona, ingenua, y que esconde ridículamente los defectos. No. Es una mejor mirada.
De tanto ver a nuestro Carpintero, quizá… De observar con frecuencia cómo ve él las cosas… De verle cómo suda, cómo se pincha con un clavo rebelde y enseguida le perdona, con qué paciencia le da vueltas a un tornillo, con qué cariño mira la tosca madera, la desempolva, y hasta la abraza… De verle con qué tesón trabaja, las horas extras que hace, cómo su madre tiene que decirle que detenga un poco el trabajo, que se lave las manos y que coma... De verle sus manos, sus cicatrices, y cómo el dolor las ha hecho aún más bondadosas…
Sólo así, quizá, nos iremos contagiando de su sencillez, de su humildad, de su bondad, de su mansedumbre. Sólo así, quizá, aprenderemos a medir a su manera, más allá de nuestras medidas supuestamente matemáticas. Sólo así, quizá, seremos mejores herramientas en Sus manos.
La conversión de Ingrid Betancourt
Lo que la prensa generalista no publica: como conoció a 'una María fuerte, inteligente' y su consagración al Sagrado Corazón.
Liberada de su cautiverio con las FARC, la política colombiana Ingrid Betancourt acudió al santuario de Lourdes, en Francia, y a la basílica del Sacré-Coeur de París, para 'dar gracias al Sagrado Corazón'.
En este viaje francés ha concedido una entrevista en profundidad al semanario católico francés Pelèrin (http://www.pelerin.info/), donde ha hablado de su conversión, su fe, su encuentro con la Biblia y María, con Dios y Jesucristo. En la web, el semanario sólo ha publicado parte de la entrevista.
La prensa generalista, de todas las interesantes declaraciones de Ingrid Betancourt a Pelèrin -sobre la alegría, el dolor, la esperanza- sólo ha publicado esta frase: 'Uribe y no sólo Uribe, sino toda Colombia, deben corregir algunas cosas. Hemos alcanzado el punto donde debemos cambiar el vocabulario radical, extremista de odio, de palabras muy fuertes que dañan de manera íntima al ser humano'.
Enfadada con Dios
En la entrevista Ingrid Betancourt cuenta que antes del secuestro estaba bastante desapegada de Dios. El secuestro al principio incluso empeoró su relación.
'El primer año, es verdad, yo estaba peleada con Dios. Me enfadé con él por la muerte de mi padre. Le decía: ¿por qué me has hecho eso, si sabes que te adoro, por qué me castigas? Luego entendí que podía dar gracias, porque papá nunca habría soportado seis años de este horror.
Puedo decir que mi fe creció continuamente.'
Ingrid empezó a leer la Biblia... por Romanos 8, 26: 'nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables'.
'Al principio de mi cautiverio, me dije: bien, voy a pasar meses y meses aquí, así que voy a leer la Biblia, ya que no la conocía. Al abrirla, me salieron las palabras de las cartas de San Pablo. Las cito de memoria, más o menos: pide lo que quieras, que el Espíritu Santo pedirá mejor, porque sabe mejor que tú lo que necesitas. Al leer esto me dije: Dios mío, está bien, pero yo sé lo que quiero, ¡quiero ser libre! Seis años después, al releer la misma epístola, por fin la entiendo. Pensé : Menos mal que el Espíritu Santo está aquí para rogar por mí, porque soy incapaz de pedir lo que necesitaba'.
'Para comprender a la Virgen hay que tener cierta madurez'
La veterana política colombiana explica también que pese a la devoción de su padre por la Virgen, a ella la figura de María no le decía nada. Desde luego no era su prototipo de mujer ideal. Pero, releyendo los Evangelios: 'caí admirada ante ella, sin duda porque para comprender a la Virgen hay que haber vivido y haber adquirido cierta madurez. Y comencé a descubrir a una joven que aceptó tener un hijo a pesar de tener un plan totalmente diferente para su vida. Ella afrontó todos los riesgos. Para la mayoría de los cristianos estas son cosas bien conocidas, pero para mí era un descubrimiento. Encontré a una María fuerte, una María inteligente, una María con sentido del humor. Me enamoré de María leyendo el evangelio de San Juan, en las bodas de Caná. Encontré ese diálogo entre María y Jesús extraordinario. Esa complicidad entre ellos es genial. A pesar de todas las razones con las que Jesús se opone a su madre, ella sabe que él va a hacer lo que ella quiere que, que Él transformará el agua en vino en la boda por amor a ella.
Leyendo el pasaje no podía dejar de pensar en mi relación con mi hijo Lorenzo'.
'Seré toda tuya'
También explica el porqué de su peregrinación al templo parisino del Sagrado Corazón:
'El 1 de junio escuchaba yo Radio Católica Mundial, y me enteré de que en junio se celebra el Sagrado Corazón. Pues bien, la última vez que vi a mi padre, estábamos sentados en su habitación, bajo una imagen del Sagrado Corazón. Papá me tomó de la mano, observó la imagen y dijo: 'Sagrado Corazón, cuida de mi corazón, cuida el de mi hija'. Así que cuando hablaron del Sagrado Corazón presté atención. En aquel entonces aún no conocía bien la historia de Santa Margarita María, de hecho acabo de conocer su nombre ahora. Pero sí sabía que los que se consagraran como ella al Sagrado Corazón recibían bendiciones. Me acuerdo de una en particular, en que Jesús prometía tocar los corazones duros que nos hacen sufrir. Entonces oré: Jesús mío, nunca te he pedido nada porque eres tan grande que me da vergüenza pedirte. Pero aquí te voy a pedir una cosa muy concreta. No sé lo que significa exactamente consagrase al Sagrado Corazón, pero si me dices, a lo largo de tu mes, el mes de junio, en qué fecha seré liberada, seré toda tuya'. Y el 27 de junio un comandante de la guerrilla vino a decirles a los prisioneros que serían liberados. 'El hecho es que Jesús cumplió su palabra: he vivido un milagro', dice la política colombiana.
El 2 de julio, al pie del avión que la trajo de la selva, rezaba de rodillas un Padrenuestro y un Avemaría dando gracias a Dios junto con otros liberados. En sus manos, el Rosario que se hizo con unos botones como cuentas. El mismo Rosario con el que ha ido ha Francia y ha mantenido en sus manos durante su entrevista con Nicholas Sarkozy. Vivencias que la prensa generalista en España no recoge, pese a su indudable fuerza humana.
Liberada de su cautiverio con las FARC, la política colombiana Ingrid Betancourt acudió al santuario de Lourdes, en Francia, y a la basílica del Sacré-Coeur de París, para 'dar gracias al Sagrado Corazón'.
En este viaje francés ha concedido una entrevista en profundidad al semanario católico francés Pelèrin (http://www.pelerin.info/), donde ha hablado de su conversión, su fe, su encuentro con la Biblia y María, con Dios y Jesucristo. En la web, el semanario sólo ha publicado parte de la entrevista.
La prensa generalista, de todas las interesantes declaraciones de Ingrid Betancourt a Pelèrin -sobre la alegría, el dolor, la esperanza- sólo ha publicado esta frase: 'Uribe y no sólo Uribe, sino toda Colombia, deben corregir algunas cosas. Hemos alcanzado el punto donde debemos cambiar el vocabulario radical, extremista de odio, de palabras muy fuertes que dañan de manera íntima al ser humano'.
Enfadada con Dios
En la entrevista Ingrid Betancourt cuenta que antes del secuestro estaba bastante desapegada de Dios. El secuestro al principio incluso empeoró su relación.
'El primer año, es verdad, yo estaba peleada con Dios. Me enfadé con él por la muerte de mi padre. Le decía: ¿por qué me has hecho eso, si sabes que te adoro, por qué me castigas? Luego entendí que podía dar gracias, porque papá nunca habría soportado seis años de este horror.
Puedo decir que mi fe creció continuamente.'
Ingrid empezó a leer la Biblia... por Romanos 8, 26: 'nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables'.
'Al principio de mi cautiverio, me dije: bien, voy a pasar meses y meses aquí, así que voy a leer la Biblia, ya que no la conocía. Al abrirla, me salieron las palabras de las cartas de San Pablo. Las cito de memoria, más o menos: pide lo que quieras, que el Espíritu Santo pedirá mejor, porque sabe mejor que tú lo que necesitas. Al leer esto me dije: Dios mío, está bien, pero yo sé lo que quiero, ¡quiero ser libre! Seis años después, al releer la misma epístola, por fin la entiendo. Pensé : Menos mal que el Espíritu Santo está aquí para rogar por mí, porque soy incapaz de pedir lo que necesitaba'.
'Para comprender a la Virgen hay que tener cierta madurez'
La veterana política colombiana explica también que pese a la devoción de su padre por la Virgen, a ella la figura de María no le decía nada. Desde luego no era su prototipo de mujer ideal. Pero, releyendo los Evangelios: 'caí admirada ante ella, sin duda porque para comprender a la Virgen hay que haber vivido y haber adquirido cierta madurez. Y comencé a descubrir a una joven que aceptó tener un hijo a pesar de tener un plan totalmente diferente para su vida. Ella afrontó todos los riesgos. Para la mayoría de los cristianos estas son cosas bien conocidas, pero para mí era un descubrimiento. Encontré a una María fuerte, una María inteligente, una María con sentido del humor. Me enamoré de María leyendo el evangelio de San Juan, en las bodas de Caná. Encontré ese diálogo entre María y Jesús extraordinario. Esa complicidad entre ellos es genial. A pesar de todas las razones con las que Jesús se opone a su madre, ella sabe que él va a hacer lo que ella quiere que, que Él transformará el agua en vino en la boda por amor a ella.
Leyendo el pasaje no podía dejar de pensar en mi relación con mi hijo Lorenzo'.
'Seré toda tuya'
También explica el porqué de su peregrinación al templo parisino del Sagrado Corazón:
'El 1 de junio escuchaba yo Radio Católica Mundial, y me enteré de que en junio se celebra el Sagrado Corazón. Pues bien, la última vez que vi a mi padre, estábamos sentados en su habitación, bajo una imagen del Sagrado Corazón. Papá me tomó de la mano, observó la imagen y dijo: 'Sagrado Corazón, cuida de mi corazón, cuida el de mi hija'. Así que cuando hablaron del Sagrado Corazón presté atención. En aquel entonces aún no conocía bien la historia de Santa Margarita María, de hecho acabo de conocer su nombre ahora. Pero sí sabía que los que se consagraran como ella al Sagrado Corazón recibían bendiciones. Me acuerdo de una en particular, en que Jesús prometía tocar los corazones duros que nos hacen sufrir. Entonces oré: Jesús mío, nunca te he pedido nada porque eres tan grande que me da vergüenza pedirte. Pero aquí te voy a pedir una cosa muy concreta. No sé lo que significa exactamente consagrase al Sagrado Corazón, pero si me dices, a lo largo de tu mes, el mes de junio, en qué fecha seré liberada, seré toda tuya'. Y el 27 de junio un comandante de la guerrilla vino a decirles a los prisioneros que serían liberados. 'El hecho es que Jesús cumplió su palabra: he vivido un milagro', dice la política colombiana.
El 2 de julio, al pie del avión que la trajo de la selva, rezaba de rodillas un Padrenuestro y un Avemaría dando gracias a Dios junto con otros liberados. En sus manos, el Rosario que se hizo con unos botones como cuentas. El mismo Rosario con el que ha ido ha Francia y ha mantenido en sus manos durante su entrevista con Nicholas Sarkozy. Vivencias que la prensa generalista en España no recoge, pese a su indudable fuerza humana.
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