“Si tu hermano ha pecado, vete a hablar con él” dice el Señor, dejando en claro cuál es la base sobre la cual los hombres debemos solucionar nuestros desencuentros, y nuestras diferencias. Evidentemente, es una instrucción muy sencilla, y a la vez, lleva el sello de la sabiduría de Dios, su simplicidad y la sencillez con la que podríamos alcanzar una vida plena entre nosotros los hombres.
Normalmente, al escuchar esta lectura, solemos poner nuestra memoria en la balanza de la justicia, y pensamos en los muchos errores de los demás que con esta instrucción estamos autorizados y respaldados para hablar con “ese” hermano al que venimos “soportando” desde hace tiempo.
Sin embargo, esta instrucción nos enfrenta directamente con una de las mayores debilidades con las que debemos luchar en nuestro día a día, ya que si miramos bien en el fondo de nuestra propia alma, seguramente nos encontraremos con algunas sorpresas que ni siquiera esperábamos, puesto que en otra lectura el Señor pone una condición: “El que no ha pecado, que tire la primera piedra.” Existen pues varias condiciones para poder hacer lo que el Señor nos pide:
Para empezar, como todos somos pecadores, y todos hemos caído en algún momento de nuestras vidas, deberíamos partir de que nuestra capacidad de calificar de pecado a alguna actitud de nuestro hermano, es correr un serio riesgo de presunción o pre juzgamiento. ¿Por qué será que la misma actitud es pecaminosa cuando la comenten los demás, mientras es aceptable cuando la comente uno mismo? Es que siempre nos olvidamos poner en un platillo de la balanza a los otros, y en el platillo restante, ponernos a nosotros mismos. Ahí es cuando comienzan las sorpresas, y la necesidad de comenzar con el cambio en nosotros, buscar nosotros nuestra santidad en lugar de exigir la de los demás. Claro, cuando nuestra intención es actuar con Cristo presente ¿no?
Entonces, ¿En qué quedamos, hablamos con nuestro hermano sobre sus pecados, o nos callamos, cometiendo pecado de omisión y además asumiendo la complicidad, que de por sí es otro pecado?
La instrucción que nos da Jesucristo en esta lectura, no es únicamente una exhortación para hablar con los demás cuando vemos que se está haciendo algo que nos perece que es malo o que puede perjudicar. Es una invitación, una exigencia de ver la “viga” en el ojo propio, que nos obliga a que ese hablar, sea fundado en la humildad más grande, puesto que se habla de pecador a pecador. Es un hablar con el corazón abierto, que nos lleva a, en primer lugar, escuchar las razones del hermano para hacer lo que está haciendo, y en segundo lugar, a prestarle nuestra ayuda desinteresada que le permita salir del atolladero, o aclarar su actitud, de manera que no se generen dudas en otros miembros de la comunidad que también podrían interpretar las cosas a su modo. Y por último, es una oferta de socorro y auxilio, si es que él reconoce estar cometiendo algo que sea pecado, porque, ¿qué clase de actitud cristiana podría ser la de hacerle notar a alguien su pecado, y abandonarlo luego para que se las arregle como pueda?
Es también de suma importancia, notar que el Señor nos enseña en primer lugar, hablar “a solas”. Este hablar a solas, implica sobre todo, evitar el prejuzgamiento, el etiquetar determinadas actitudes de los demás, dentro o fuera de la categoría de pecados, puesto que el hablar a solas implica escuchar y ser escuchado, implica hablar en igualdad de condiciones, implica la charla entre hermanos, hijos del mismo Padre que está en el cielo, seguidores del mismo Cristo que es nuestro Señor, y portadores del mismo Espíritu Santo que se nos donó en el bautizo. Por eso es que en primer lugar se nos pide hablar a solas, de corazón a corazón.
Por último, el Señor dice que en última instancia, se debe presentar al hermano en la comunidad. La comunidad hasta ese momento, no debería estar informada, sobre todo por nuestra boca, de la falta de nuestro hermano. No es cuestión de comentarlo en todos los corrillos, en todas partes, de tal manera de que nuestro hermano llegue ya condenado por rumores y sin posibilidad de explicarse o aclarar su actitud. Nuestro silencio, puede significar en casos extremos, la vida o la muestre (en la comunidad), de un hermano, que al igual que nosotros tiene virtudes y defectos, y que igual que nosotros lo suplicamos en todo momento, merece nuestra misericordia y nuestro perdón. Nunca debemos olvidar, que la comunidad es la familia que nos une en torno al Señor del Perdón, aquel que es todo amor, cuya misericordia supera en mucho a su justicia, y que algún día Él seguirá siendo el Juez y nosotros los acusados.
Un pensamiento que nos puede orientar mucho, es preguntarnos: ¿Qué hubiera hecho María, si Judas hubiera acudido a ella, antes de colgarse en el árbol? ¿Cómo habrá recibido la Madre a Pedro, cuando llegó luego de negar tres veces al Señor? ¿Qué les dijo la Virgen a los once cuando llegó destrozada del Calvario? María Madre de Dios y Madre nuestra, María modelo de los cristianos, María intercesora ante su Hijo por todos nosotros, María, la que extiende su manto sobre el mundo entero, Ella es el modelo, ella es la que nos muestra cómo actuar en todo momento.
Televisión en vivo de Catholic.net
lunes, 8 de septiembre de 2008
Frutos de ANE México
Nuestros hermanos de ANE Zona Centro, estuvieron defiesta, y no era para menos.
El sábado 30 de agosto, se llevó a cabo una ceremoniamúltiple. De manos del Asesor Eclesiástico de ANEMéxico, Pbro. Francisco Javier Bautista, recibió losSacramentos de Bautismo, Confirmación y PrimeraComunión, nuestra hermana María Guadalupe.
Ella, que es un fruto más de CASANE “María Auxiliadora” de la ciudad de México, fue preparada por Margarita y Mónica Trejo, ambas servidoras de ese CASANE.
Después de la ceremonia, se sirvió un rico desayuno, que fue preparado por los miembros de la comunidad del ANE en Cristo Salvador.
Con este lindo ejemplo, se ha dado inicio a la preparación de otras dos personas indigentes más del mismo CASANE, que pronto se sumarán a la familia católica en general, y a los frutos que va cosechando ANE Zona Centro en particular.
¡Adelante hermanos, la cosecha es abundante!
El sábado 30 de agosto, se llevó a cabo una ceremoniamúltiple. De manos del Asesor Eclesiástico de ANEMéxico, Pbro. Francisco Javier Bautista, recibió losSacramentos de Bautismo, Confirmación y PrimeraComunión, nuestra hermana María Guadalupe.
Ella, que es un fruto más de CASANE “María Auxiliadora” de la ciudad de México, fue preparada por Margarita y Mónica Trejo, ambas servidoras de ese CASANE.
Después de la ceremonia, se sirvió un rico desayuno, que fue preparado por los miembros de la comunidad del ANE en Cristo Salvador.
Con este lindo ejemplo, se ha dado inicio a la preparación de otras dos personas indigentes más del mismo CASANE, que pronto se sumarán a la familia católica en general, y a los frutos que va cosechando ANE Zona Centro en particular.
¡Adelante hermanos, la cosecha es abundante!
Ante intolerancia, Arquidiócesis de México pide modificar Ley de Asociaciones Religiosas
MÉXICO D.F., 06 Sep. 08 (ACI).-La Arquidiócesis de México solicitó modificar la Ley de Asociaciones Religiosas para que los ministros, no solo los católicos, puedan expresar libremente su opinión; ante la intolerancia mostrada por algunos legisladores que pretenden vulnerar este derecho, concretamente del Cardenal Norberto Rivera, "por hablar en contra de la despenalización del aborto".
En la nota editorial del 4 de septiembre del Servicio Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME), se precisa que estas declaraciones "solo dejan en evidencia la intolerancia de algunos diputados locales y exponen su ignorancia ante la opinión pública sobre los derechos que concede a todos los ciudadanos nuestra Constitución en materia de libertad de expresión".
Sin embargo, prosigue, esta vez también sirven para "solicitar –de nueva cuenta– las modificaciones legales a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público para que sus ministros gocen de los beneficios de los artículos 6º y 7º de la Constitución sin que autoridades pretendan impedirles su libertad de expresión cada vez que se pronuncien en términos morales sobre los temas que le conciernen a la sociedad".
Tras señalar que esta exigencia no la hace solamente la Iglesia Católica en México, el editorial del SIAME precisa que esta institución "tiene facultad legal para cumplir con su obligación de transmitir con fidelidad a sus fieles las enseñanzas de Jesucristo, entre ellas, el inalterable precepto divino: No Matarás".
Asimismo, recomienda a los legisladores intolerantes que revisen el controvertido libro publicado por el Gobierno de la ciudad de México titulado "Tu futuro en libertad", en el que los autores, "violando el Estado laico, incursionan en innumerables páginas en conceptos religiosos y pretenden 'educar' laicamente" llevados de la mano por organizaciones pseudo católicas como la autodenominada organización abortista Católicas por el Derecho a Decidir.
"Todo, en un malogrado estilo que sólo puede ser calificado como manipulación religiosa y teológica con fines abortistas", añade.
Finalmente, el editorial lamenta que "en contra de la voluntad de un pueblo y con encuestas que revelan que por arriba del 70 por ciento de la población está en contra del aborto, la intolerancia y el odio a la Iglesia lleven a que algunos diputados quieran callar a la Iglesia, prohibiendo que los sacerdotes y los bautizados cumplan con su misión de predicar la verdad divina sobre la cual no hay facultad humana para poder manipularla".
Crearán santuario para víctimas del aborto en México
MÉXICO D.F., 05 Sep. 08 (ACI).-Cerca de medio centenar de organizaciones de laicos inaugurarán el próximo lunes el santuario de las víctimas del aborto en el Panteón Civil de Dolores, el cual será también un "espacio de oración" para las mujeres que sufren el arrepentimiento de haber abortado y de perder a un "niño no nacido".
Esta iniciativa es apoyada por la Arquidiócesis de México.
El Rector de la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz, declaró a la prensa que no se tratará de una construcción especial, sino un "lugar de oración" con un crucifijo y dos imágenes de Santa María.
Indicó que en el futuro se ha pensado tener un lugar específico donde depositar los restos de los "niños no nacidos" que fueron abortados. Explicó que para ello se desea que las madres entreguen "sus fetos para ser enterrados".
Mons. Rivera Díaz dijo que las madres tendrán ahí un "lugar de consuelo" donde sus hijos recibirán cristiana sepultura.
Entre las organizaciones promotoras de esta iniciativa, se encuentran Provida, la Unión Nacional de Padres de Familia, Unión de Voluntades, Derechos del Concebido, entre otras.
Más de mil 500 matrimonios desean adoptar niños en riesgo de ser abortados
MÉXICO D.F., 05 Sep. 08 (ACI).-Más de mil 500 matrimonios y cerca de medio centenar de centros de ayuda han expresado su deseo de acoger a los niños que están en riesgo de ser abortados, luego que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), avalase la despenalización del aborto hasta las doce semanas de gestación en el DF.
De esta manera se ha respondido al llamado del Arzobispo de México, Cardenal Norberto Rivera Carrera, para evitar las muertes de estos no nacidos.
Según indicó el Servicio Informativo de la Arquidiócesis de México, la iniciativa fue lanzada el año pasado, cuando se despenalizó el aborto; pero ha cobrado mayor fuerza a raíz de la decisión de la SCJN.
En la nota editorial del 4 de septiembre del Servicio Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME), se precisa que estas declaraciones "solo dejan en evidencia la intolerancia de algunos diputados locales y exponen su ignorancia ante la opinión pública sobre los derechos que concede a todos los ciudadanos nuestra Constitución en materia de libertad de expresión".
Sin embargo, prosigue, esta vez también sirven para "solicitar –de nueva cuenta– las modificaciones legales a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público para que sus ministros gocen de los beneficios de los artículos 6º y 7º de la Constitución sin que autoridades pretendan impedirles su libertad de expresión cada vez que se pronuncien en términos morales sobre los temas que le conciernen a la sociedad".
Tras señalar que esta exigencia no la hace solamente la Iglesia Católica en México, el editorial del SIAME precisa que esta institución "tiene facultad legal para cumplir con su obligación de transmitir con fidelidad a sus fieles las enseñanzas de Jesucristo, entre ellas, el inalterable precepto divino: No Matarás".
Asimismo, recomienda a los legisladores intolerantes que revisen el controvertido libro publicado por el Gobierno de la ciudad de México titulado "Tu futuro en libertad", en el que los autores, "violando el Estado laico, incursionan en innumerables páginas en conceptos religiosos y pretenden 'educar' laicamente" llevados de la mano por organizaciones pseudo católicas como la autodenominada organización abortista Católicas por el Derecho a Decidir.
"Todo, en un malogrado estilo que sólo puede ser calificado como manipulación religiosa y teológica con fines abortistas", añade.
Finalmente, el editorial lamenta que "en contra de la voluntad de un pueblo y con encuestas que revelan que por arriba del 70 por ciento de la población está en contra del aborto, la intolerancia y el odio a la Iglesia lleven a que algunos diputados quieran callar a la Iglesia, prohibiendo que los sacerdotes y los bautizados cumplan con su misión de predicar la verdad divina sobre la cual no hay facultad humana para poder manipularla".
Crearán santuario para víctimas del aborto en México
MÉXICO D.F., 05 Sep. 08 (ACI).-Cerca de medio centenar de organizaciones de laicos inaugurarán el próximo lunes el santuario de las víctimas del aborto en el Panteón Civil de Dolores, el cual será también un "espacio de oración" para las mujeres que sufren el arrepentimiento de haber abortado y de perder a un "niño no nacido".
Esta iniciativa es apoyada por la Arquidiócesis de México.
El Rector de la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz, declaró a la prensa que no se tratará de una construcción especial, sino un "lugar de oración" con un crucifijo y dos imágenes de Santa María.
Indicó que en el futuro se ha pensado tener un lugar específico donde depositar los restos de los "niños no nacidos" que fueron abortados. Explicó que para ello se desea que las madres entreguen "sus fetos para ser enterrados".
Mons. Rivera Díaz dijo que las madres tendrán ahí un "lugar de consuelo" donde sus hijos recibirán cristiana sepultura.
Entre las organizaciones promotoras de esta iniciativa, se encuentran Provida, la Unión Nacional de Padres de Familia, Unión de Voluntades, Derechos del Concebido, entre otras.
Más de mil 500 matrimonios desean adoptar niños en riesgo de ser abortados
MÉXICO D.F., 05 Sep. 08 (ACI).-Más de mil 500 matrimonios y cerca de medio centenar de centros de ayuda han expresado su deseo de acoger a los niños que están en riesgo de ser abortados, luego que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), avalase la despenalización del aborto hasta las doce semanas de gestación en el DF.
De esta manera se ha respondido al llamado del Arzobispo de México, Cardenal Norberto Rivera Carrera, para evitar las muertes de estos no nacidos.
Según indicó el Servicio Informativo de la Arquidiócesis de México, la iniciativa fue lanzada el año pasado, cuando se despenalizó el aborto; pero ha cobrado mayor fuerza a raíz de la decisión de la SCJN.
María, la Virgen toda hermosa
Fuente: El Paraíso de Nazaret
Autor: P. Marcelino de Andrés
María era y es preciosa. Sí, por dentro, pero también por fuera (recalco esto último). Tenía que serlo. Lo demuestro con un simple silogismo. A Dios corresponden todas las perfecciones en grado sumo. Tener buen gusto estético es una perfección. Por lo tanto, Dios es el que tiene buen gusto en grado sumo. Y siendo así ¿cómo no iba a poner en juego esa cualidad a la hora de escoger nada menos que a su misma Madre? San Bernardo tiene al respecto una expresión muy acertada: “El Creador del hombre, al hacerse hombre, naciendo en la raza humana, debió elegir, o mejor dicho, formar para sí entre todas, una madre tal que fuese digna de Él y de su pleno agrado”.
Casi siempre, al reflexionar sobre la hermosura de María, nos quedamos en la consideración de sus virtudes humanas o espirituales. Y no está mal, desde luego. Pero muy pocas veces ponderamos su belleza física. Si es verdad que Dios, cuando pensó y creó a María, lo hizo adornándola de las más excelsas virtudes en lo humano y en lo espiritual, también lo es que no pudo olvidarse de poner en Ella las más apropiadas cualidades corporales.
María era y es guapa, muy guapa. Y no tiene que darnos pena ni corte decirlo y decírselo a Ella también con frecuencia (aunque le saquemos los colores allá en el cielo...). Y si se sonroja, podemos preguntarle con el poeta Diego Cortés: “¿Por qué va cubriendo / tu frente el rubor, / si más pura eres / y hermosa que el sol?”
San Antonio, en su Itinerarium, hace la observación, confirmada por muchos, de que las mujeres de Nazaret, altas, morenas, bien proporcionadas, son, aún hoy día, las mujeres más bellas de oriente. Y él lo atribuye a un privilegio alcanzado para ellas por la Virgen María. Nosotros sabemos que fue más bien predestinación del Señor que quiso prepararse como Madre a la más bella de las hijas de Israel.
María, la toda hermosa, la enteramente hermosa. Nada feo había en Ella. Nada. Ni en su alma ni en su cuerpo. Por lo menos a los ojos de Dios. El mismo arcángel Gabriel lo dijo claramente en su anuncio: “has hallado gracia delante de Dios”; es decir, le has encantado a Dios, le has cautivado con la belleza que Él puso en ti. El mismo Diego Cortés lo expresaba así: “Placer inefable / al punto que vio / tu rostro gracioso / el cielo gozó”. Y no somos quién ninguno de nosotros para contradecir los gustos de Dios en algo tan delicado como el aspecto interior y exterior de su misma Madre...
Una mujer humilde, pobre, silenciosa, pura, alegre, creyente, trabajadora, hecha al dolor y rebosante de amor. Pequeñas pinceladas pero que ya de por sí dejan entrever, como en bosquejo, una espléndida obra de arte. ¡Qué magnífica mujer! “María inigualable, hermosa si mancha, porque es toda hermosa”, decía San Ambrosio.
La hermosura de María no puede agotarse en un libro, ni en un cuadro, ni en una escultura por geniales que sean sus autores. Es un dechado de belleza que excede la pluma más cultivada, el pincel más delicado o el más diestro cincel. No es obra humana (aunque Ella tuvo su buena parte en el cultivo de algunas de sus virtudes), sino en mucho directamente divina. En palabras de San Luis M. Grignion de Montfort: “María es el paraíso de Dios, su mundo inefable... Dios ha creado un mundo para sí mismo y lo ha llamado María”.
Sólo Dios pudo llenar un alma de gracia con la plenitud con la que llenó a María. Sólo Él pudo preservarla inmaculada desde su concepción. Y lo hizo sólo con Ella. Predilección sin parangón de parte de Dios para con Ella. Hermosura sin par la de María. Ella es, con expresiones de Pablo VI, “el espejo nítido y sagrado de la infinita Belleza, la semblanza divina en rostro humano, la Belleza invisible en figura corpórea”.
Podemos presumir, y con toda razón, de la Madre que tenemos en el cielo. No es para menos. Hemos de sentirnos orgullos de ser hijos de una madre tal. No deberíamos cansarnos de contemplarla y admirarla; su belleza es inagotable. No deberíamos cesar de cantar sus glorias y cubrirla de piropos. Hemos de proclamarla siempre dichosa, alegrándonos con Ella por las maravillas que Dios obró en su favor.
Con una Madre así, no es poca nuestra responsabilidad de ser sus buenos hijos. Es todo un reto el parecernos a Ella imitando las virtudes que ornamentaron su vida. Sería estupendo que se pudiera decir de cada uno de nosotros: este ha salido a su madre... Porque es humilde, sencillo, pobre, sacrificado, discreto, puro, alegre, creyente y rebosante de amor hecho obras como lo fue Ella.
Autor: P. Marcelino de Andrés
María era y es preciosa. Sí, por dentro, pero también por fuera (recalco esto último). Tenía que serlo. Lo demuestro con un simple silogismo. A Dios corresponden todas las perfecciones en grado sumo. Tener buen gusto estético es una perfección. Por lo tanto, Dios es el que tiene buen gusto en grado sumo. Y siendo así ¿cómo no iba a poner en juego esa cualidad a la hora de escoger nada menos que a su misma Madre? San Bernardo tiene al respecto una expresión muy acertada: “El Creador del hombre, al hacerse hombre, naciendo en la raza humana, debió elegir, o mejor dicho, formar para sí entre todas, una madre tal que fuese digna de Él y de su pleno agrado”.
Casi siempre, al reflexionar sobre la hermosura de María, nos quedamos en la consideración de sus virtudes humanas o espirituales. Y no está mal, desde luego. Pero muy pocas veces ponderamos su belleza física. Si es verdad que Dios, cuando pensó y creó a María, lo hizo adornándola de las más excelsas virtudes en lo humano y en lo espiritual, también lo es que no pudo olvidarse de poner en Ella las más apropiadas cualidades corporales.
María era y es guapa, muy guapa. Y no tiene que darnos pena ni corte decirlo y decírselo a Ella también con frecuencia (aunque le saquemos los colores allá en el cielo...). Y si se sonroja, podemos preguntarle con el poeta Diego Cortés: “¿Por qué va cubriendo / tu frente el rubor, / si más pura eres / y hermosa que el sol?”
San Antonio, en su Itinerarium, hace la observación, confirmada por muchos, de que las mujeres de Nazaret, altas, morenas, bien proporcionadas, son, aún hoy día, las mujeres más bellas de oriente. Y él lo atribuye a un privilegio alcanzado para ellas por la Virgen María. Nosotros sabemos que fue más bien predestinación del Señor que quiso prepararse como Madre a la más bella de las hijas de Israel.
María, la toda hermosa, la enteramente hermosa. Nada feo había en Ella. Nada. Ni en su alma ni en su cuerpo. Por lo menos a los ojos de Dios. El mismo arcángel Gabriel lo dijo claramente en su anuncio: “has hallado gracia delante de Dios”; es decir, le has encantado a Dios, le has cautivado con la belleza que Él puso en ti. El mismo Diego Cortés lo expresaba así: “Placer inefable / al punto que vio / tu rostro gracioso / el cielo gozó”. Y no somos quién ninguno de nosotros para contradecir los gustos de Dios en algo tan delicado como el aspecto interior y exterior de su misma Madre...
Una mujer humilde, pobre, silenciosa, pura, alegre, creyente, trabajadora, hecha al dolor y rebosante de amor. Pequeñas pinceladas pero que ya de por sí dejan entrever, como en bosquejo, una espléndida obra de arte. ¡Qué magnífica mujer! “María inigualable, hermosa si mancha, porque es toda hermosa”, decía San Ambrosio.
La hermosura de María no puede agotarse en un libro, ni en un cuadro, ni en una escultura por geniales que sean sus autores. Es un dechado de belleza que excede la pluma más cultivada, el pincel más delicado o el más diestro cincel. No es obra humana (aunque Ella tuvo su buena parte en el cultivo de algunas de sus virtudes), sino en mucho directamente divina. En palabras de San Luis M. Grignion de Montfort: “María es el paraíso de Dios, su mundo inefable... Dios ha creado un mundo para sí mismo y lo ha llamado María”.
Sólo Dios pudo llenar un alma de gracia con la plenitud con la que llenó a María. Sólo Él pudo preservarla inmaculada desde su concepción. Y lo hizo sólo con Ella. Predilección sin parangón de parte de Dios para con Ella. Hermosura sin par la de María. Ella es, con expresiones de Pablo VI, “el espejo nítido y sagrado de la infinita Belleza, la semblanza divina en rostro humano, la Belleza invisible en figura corpórea”.
Podemos presumir, y con toda razón, de la Madre que tenemos en el cielo. No es para menos. Hemos de sentirnos orgullos de ser hijos de una madre tal. No deberíamos cansarnos de contemplarla y admirarla; su belleza es inagotable. No deberíamos cesar de cantar sus glorias y cubrirla de piropos. Hemos de proclamarla siempre dichosa, alegrándonos con Ella por las maravillas que Dios obró en su favor.
Con una Madre así, no es poca nuestra responsabilidad de ser sus buenos hijos. Es todo un reto el parecernos a Ella imitando las virtudes que ornamentaron su vida. Sería estupendo que se pudiera decir de cada uno de nosotros: este ha salido a su madre... Porque es humilde, sencillo, pobre, sacrificado, discreto, puro, alegre, creyente y rebosante de amor hecho obras como lo fue Ella.
¡No quites el crucifijo!
Fuente: Catholic.net
Autor: P. Fernando Pascual
Una escena imaginada. El funcionario llega, entre aburrido y molesto, a cumplir órdenes.
Entra en un aula. Sube encima de una silla. Retira el crucifijo. Lo mete en un saco de correos. Luego, al aula siguiente, a repetir la misma maniobra.
En una de las clases hay una niña de 10 años. Se pone en la puerta y mira a los ojos al funcionario, con aire entre suplicante y retador.
“Señor, no lo haga, se lo suplico”.
“¿Por qué, mocosa?”
“Porque es mi Amigo, porque es mi esperanza, porque Jesús murió en una cruz por usted y por mí. ¡No quites el crucifijo!”.
“Tengo que cumplir órdenes. Venga, apártate y ve a jugar con los demás niños”.
La niña queda a un lado. El funcionario entra, sube a la silla, toma el crucifijo y lo mete en la bolsa.
Siente que unos ojos le observan, le taladran. Por unos momentos, ha recordado que él, de niño, aprendió a rezar con las manos juntas ante una cruz que tenía junto a la cama.
Casi empieza a sentir vergüenza de su gesto. Pero se repone y baja de la silla.
Camina hacia la puerta. La niña sigue allí. Sus ojos están rojos. Las lágrimas han dejado manchadas las mejillas.
El funcionario nota que un escalofrío baja por su espalda. Se acerca a la niña. Con un pañuelo de papel, le seca las lágrimas.
“Mira, hija, en la vida todos tenemos que cumplir órdenes. A mí me ha tocado este trabajo. A ti te toca estudiar. Además, ¿verdad que para vosotros esa cruz ya no decía nada? ¿No tienes entre tus amigos niños musulmanes o de otras religiones? Es que el mundo cambia...”
La niña murmura, con voz entrecortada, lo que tiene en su corazón: “Jesús me ama, le ama a usted, ama a los musulmanes, ama a los ateos. Es bueno, tan bueno que muere en la cruz. ¿No podría volver a poner el crucifijo en la pared, por favor? ¿No nota lo triste y vacía que queda la clase sin tener la cruz?”
Los gritos aumentan por el pasillo. Pronto el pequeño ejército de niños ocupará los asientos de la clase. Casi todos notarán un nuevo y extraño vacío en la pared que está junto a la pizarra.
Una niña estará en clase entre lágrimas, mientras un funcionario lleva hacia el coche, con un respeto al que hacía tiempo no estaba acostumbrado, un saco lleno de cruces.
Esas cruces esconden una larga historia. Porque durante años y años, en España y en tantos rincones del planeta, millones de niños podían mirar en el aula hacia una cruz. Recordaban así que hubo un Hombre muy bueno que murió por los pecadores. Se llamaba Jesús, el Hijo del Padre y el Hijo de María.
Autor: P. Fernando Pascual
Una escena imaginada. El funcionario llega, entre aburrido y molesto, a cumplir órdenes.
Entra en un aula. Sube encima de una silla. Retira el crucifijo. Lo mete en un saco de correos. Luego, al aula siguiente, a repetir la misma maniobra.
En una de las clases hay una niña de 10 años. Se pone en la puerta y mira a los ojos al funcionario, con aire entre suplicante y retador.
“Señor, no lo haga, se lo suplico”.
“¿Por qué, mocosa?”
“Porque es mi Amigo, porque es mi esperanza, porque Jesús murió en una cruz por usted y por mí. ¡No quites el crucifijo!”.
“Tengo que cumplir órdenes. Venga, apártate y ve a jugar con los demás niños”.
La niña queda a un lado. El funcionario entra, sube a la silla, toma el crucifijo y lo mete en la bolsa.
Siente que unos ojos le observan, le taladran. Por unos momentos, ha recordado que él, de niño, aprendió a rezar con las manos juntas ante una cruz que tenía junto a la cama.
Casi empieza a sentir vergüenza de su gesto. Pero se repone y baja de la silla.
Camina hacia la puerta. La niña sigue allí. Sus ojos están rojos. Las lágrimas han dejado manchadas las mejillas.
El funcionario nota que un escalofrío baja por su espalda. Se acerca a la niña. Con un pañuelo de papel, le seca las lágrimas.
“Mira, hija, en la vida todos tenemos que cumplir órdenes. A mí me ha tocado este trabajo. A ti te toca estudiar. Además, ¿verdad que para vosotros esa cruz ya no decía nada? ¿No tienes entre tus amigos niños musulmanes o de otras religiones? Es que el mundo cambia...”
La niña murmura, con voz entrecortada, lo que tiene en su corazón: “Jesús me ama, le ama a usted, ama a los musulmanes, ama a los ateos. Es bueno, tan bueno que muere en la cruz. ¿No podría volver a poner el crucifijo en la pared, por favor? ¿No nota lo triste y vacía que queda la clase sin tener la cruz?”
Los gritos aumentan por el pasillo. Pronto el pequeño ejército de niños ocupará los asientos de la clase. Casi todos notarán un nuevo y extraño vacío en la pared que está junto a la pizarra.
Una niña estará en clase entre lágrimas, mientras un funcionario lleva hacia el coche, con un respeto al que hacía tiempo no estaba acostumbrado, un saco lleno de cruces.
Esas cruces esconden una larga historia. Porque durante años y años, en España y en tantos rincones del planeta, millones de niños podían mirar en el aula hacia una cruz. Recordaban así que hubo un Hombre muy bueno que murió por los pecadores. Se llamaba Jesús, el Hijo del Padre y el Hijo de María.
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