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lunes, 14 de julio de 2008

Dos testimonios del amor de Dios en la tribulación


Hace unos cuantos días, enviamos a ustedes un pedido de oración por Rafaelito Pastrana, que tiene que ser diagnosticado de una enfermedad en sus ojitos.

Ese pedido, nos hizo enterarnos que nuestra hermana María Elena de Lavin, esposa de Jesús Lavin de ANE Ciudad Victoria, Tamaulipas, se encuentra en una situación parecida. Ella ya fue diagnosticada con cáncer en el seno, y ahora debe empezar el tratamiento con la ayuda de Dios.

Los dolores de nuestros hermanos, son nuestros dolores, y son más crudos y fuertes, cuando la impotencia de nuestra fragilidad humana nos hace cerrar los puños con desesperación, y no nos queda otra cosa que elevar los ojos al cielo en busca de Dios, origen y fin de todo, alfa y omega nuestro, que lleno de amor no deja de escuchar nuestros clamores.

Queremos compartir con todos ustedes, estos dos mails que nos enviaron , el primero desde Chiapas, y el segundo desde Ciudad Victoria, y les recordamos ese viejo dicho de: Hoy por ti, mañana por mi.

“Richi, gracias por todo pero sobre todo gracias a Dios, que también en los momentos difíciles nos sigue bendiciendo y mostrando su misericordia. He leído y releído el mensaje que me enviaste y lo he tomado como palabras del Señor para nosotros. Cuando pienso en lo que pueda pasar, vuelvo a leerlo y me hace sentir como si ahí estuviera Diosito diciéndomelo.
El saber de la oración tan fuerte que todos como hermanos me ayudan a hacer y sabernos parte de esta gran familia, nos ha reconfortado y hemos empezado a entender muchas cosas, y sobre todo hemos dejado TODO en manos del Señor. Solo El sabe qué va a pasar con Rafael, y vamos a aceptarlo con fortaleza y de la mano de nuestro Padre.
Le pido a Dios Nuestro Señor por todas aquellas personas que hacen oración por mi hijo. Estoy segura que las bendiciones se derramarán sobre ellos, a todos un abrazo y mi eterno agradecimiento.

Si Dios lo permite el lunes a las 5pm tenemos la cita, cuando hablamos con el Doctor lo sentimos un poco preocupado y nos pidió que consideráramos que sería algo serio pero tiene que verlo y saber qué pasa verdaderamente, para enviarnos con un especialista y tener el diagnóstico más certero.
En cuanto sepamos qué sucede nos comunicamos con ustedes, gracias, los queremos muchos, gracias por todo. Que Dios los bendiga.
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Y el segundo mail dice así:

“Querido Hermano:

Hace unos minutos confirmaron el diagnóstico por vía telefónica.

Te lo comunico en medio de sentimientos de contradicción. Siento dolor en las piernas. Nudo en la garganta. Lágrimas asoman apenas a mis ojos. Y es que veo al frente un camino de angustia y sufrimiento.
Veo a mi esposa acelerada. Pocas lágrimas también. Nos angustia la indecisión ahora y el camino de decisiones después ¿Cuál será el mejor tratamiento? ¿A qué médicos y hospitales acudir? ¿Cuál de los tratamientos escogeremos? ¿Cuánto tiempo tendremos encima este viacrucis? A mi esposa le preocupa cómo se sentirá después.

Pero en medio de todo veo a mi esposa diferente a como se comportaba hasta hace poco tiempo. Antes hubiera reaccionado llorando a lágrima viva, desesperada de dolor, como lo hacía frente a las enfermedades de ella o de sus seres queridos. Hoy, al recibir ella la noticia, vía telefónica, la vi más fuerte que nunca antes. Preguntaba al médico con tranquilidad respecto a tiempos y tratamientos adecuados. Y de inmediato está tomando decisiones. Ha salido por las láminas para llevarla a otro patólogo y ver una segunda opinión. Es sano.

Por mi parte he iniciado la búsqueda del mejor tratamiento en México. Entré al portal de Médica Sur, porque allá conocí a un amigo, el doctor Misael Uribe quien era o es Presidente del Grupo Hospitalario. Y hace tres años atendió a mi Padre del mismo mal, pero en la próstata, con excelentes resultados y un tratamiento más llevadero o menos fuerte que lo usual. Pero hace algún tiempo no he tenido contacto con él. Espero encontrarlo pronto. Él me ayudará a tomar la decisión respecto a las preguntas antes planteadas.

Con la Fe y la Esperanza en Jesús, en quien el Padre ha puesto todas las cosas, me despido con un fuerte abrazo de hermano, rogándote las oraciones de los miembros de nuestro Apostolado para tener la Fortaleza de Dios en nuestra debilidad.
Jesús Lavín”

Oremos hermanos queridos, pongamos nuestros corazones en carne viva, suplicando a Dios nuestro Señor, que tenga piedad y misericordia de estas familias que confían en Él.
Las oraciones de todos, pueden conseguir de nuestro Padre amoroso, verdaderos milagros. Lo último que debemos perder, es la fe en Él, y el calor de este apostolado que nos cobija, nos protege y nos acompaña."

Si Dios está con nosotros, ¿Quién contra nosotros?

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