Desde Chiapas nos llega el siguiente testimonio, que lo compartimos con todos ustedes para la mayor gloria de Dios.
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Quiero compartir un testimonio al padre Renzo y a todos ustedes:
Su servidora era una persona que estaba casada sólo por lo civil, y deseaba mucho casarme por la iglesia, se lo había pedido a mi esposo, pero ya ve como son los hombres (más el mío, que tiene un carácter muy especial, y como me lleva algunos añitos de más), esta educado de otra manera, ojala me entienda, pues bien.
Esa vez que fuimos al retiro, fue algo muy importante para mí, me cambio totalmente, sigo teniendo mis errores, muchos he corregido lo más que he podido, pero le pido a nuestro Señor Jesucristo, no me retire de su vista, para que no vuelva a perderme, y pues bien, le pedí a nuestro Señor Jesús, que me permitiera tener su santísima bendición, a través de mi matrimonio por la iglesia, y que no me permitiera morir, hasta no poder comulgar su santísimo cuerpo, y EL que es tan grande y me ama muchísimo, me permitió casarme, el 14 de octubre del 2007,. Y de esa fecha en adelante, he tenido muchísimas, pero muchísimas bendiciones.
PROBLEMAS, ni se los imagina muchísimos, TODO pero todo, se vino abajo, mi esposo sin trabajo, me hijo se me ha enfermado dos veces, estamos sin dinero, con algunas deudas, pero mi corazón, esta tan lleno de amor, con mucha paz, y con un gran deseo de vivir, de darle gracias a DIOS nuestro Señor, siempre y en todo momento.
Algunas veces, me caigo, me desanimo, pero sé que una hoja no se mueve si no es por la voluntad de DIOS, mi esposo, se accidento, un muchacho borracho lo chocó, tuvimos pérdida total, pero gracias a Dios, él está bien, he valorado mucho lo que tengo, que tal vez no sea mucho, pero estoy tan agradecida a Dios, tantas y tantas bendiciones.
GRACIAS, una y mil veces GRACIAS, porque gracias a ese retiro, mi vida cambió, hoy tal vez, mi vida no haya mejorado mucho, pero mi fe en nuestro señor Jesucristo, me llena de su amor, benditos sean todos y cada uno de ustedes, y por favor, háganle llegar este mensaje al Padre Renzo, y díganle que cuando me permitió la confesión, sentí que era nuestro Señor Jesús quién me hablaba, no encuentro palabras para describir la gran paz y alegría que hay en mi corazón.
BENDITO Y ALABADO SEA NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. AMÉN.
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