Queridos hermanos,
Ante la cantidad de información sobre la Influenza Porcina, alguna veraz y valiosa, pero otra alarmista y amarillista, como los emails que andan circulando sobre un "complot internacional", "la venganza del Chapo", "es una mascarada del gobierno para esconder algo peor", etc., los cristianos debemos ser testigos de la resurrección de Jesús (¡¡Estamos en Pascua!!) y transmisores de la Buena Nueva... En estos momentos de preocupación, los católicos debemos ser Luz del Mundo, dando testimonio de nuestra fe y esperanza en Jesús... Él prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mt 28,20)... ¿Le creemos a Jesús?
Les ofrezco que lean este documento y Feliz Contagio...
El Señor los bendiga y los proteja; haga resplandecer su rostro sobre ustedes y les conceda su favor; que el Señor los mire con benevolencia y les conceda la paz (Num. 6, 24-26)
Carlos Barney
Feliz contagio
Autor: P. Alejandro Ortega, L.C
"¡Ya sólo faltaba...!" -dirá alguno: "¿No eran suficientes tres crisis -¡y de qué tamaño...!: la financiera, la de inseguridad y la del narcotráfico- como para tener que afrontar una crisis más: la sanitaria? Sí que "llueve sobre mojado".
El hecho es que esta crisis de salud nos está obligando a todos a una cierta "encerrona" en casa. Y ya se están sugiriendo mil maneras de consumir -"matar", decimos a veces- el tiempo sin salir.
Pienso que el virus de la influenza -"virus inteligente", como lo definieron en algunos medios- puede sugerirnos un recurso válido para esta situación: el contagio.
Estos días son una oportunidad única para el "contagio".
- Contagiarnos la fe para creer una vez más que "no hay mal que por bien no venga".
- Contagiarnos la esperanza, para estar seguros de que "también de ésta vamos a salir".
- Contagiarnos el amor para "con-vivir" -nunca mejor dicho- en familia esta crisis sanitaria.
- Contagiarnos el espíritu de oración, dedicando un tiempecito en familia a pedir a Dios por nuestra ciudad, nuestro estado, nuestro país; por el mundo entero.
- Contagiarnos la alegría de poder estar "obligadamente" juntos, quizá desempolvando un entretenido juego de mesa antes de encerrarnos en nuestro iPod personal, computadora o jueguito electrónico.
- Contagiarnos las ganas de platicar de tantas cosas de las que normalmente no se platica por la prisa de la vida.
- Contagiarnos el gusto por la lectura de un buen libro o por un hobby sano - como un instrumento musical, la pintura o alguna manualidad.
Realmente, no hay mal que por bien no venga... ¡Feliz contagio!
Afectísimo en Cristo,
P. Alejandro Ortega, L.C.
NO OLVIDEMOS QUE ESTAMOS EN TIEMPO DE PASCUA, JESÚS RESUCITÓ, ESTÁ VIVO; APELEMOS A SU ÚNICA DEBILIDAD: LA ORACIÓN
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