Una historia verídica que nos hace repensar lo que significa la vida, el éxito, lo normal, el amor, etc.
Abril 01 de 2008
Samuel:
Me entere de tu existencia cuándo recibí una llamada del ginecólogo de tu mama para comentarme el caso: es un embarazo gemelar, uno de los bebes esta normal, y el otro bebe, desde la semana 12 ya tiene el diagnostico de que no se le formaron sus riñones ni sus pulmones; casi no tiene liquido amniótico, ya son casi de termino, el primer gemelo ya pesa casi 3 kilos y el segundo pesa menos de 1 Kg . Esperaremos a que inicie trabajo de parto, el gemelo normal esta en posición de salir primero, y luego recibimos al pequeñito.
Conocí a tus papás unos días después, cuándo me visitaron a consulta prenatal. Son una pareja joven, ya son padres, de tu hermanita que tiene unos 2 años. Tu mama me dijo: ya se que la ciencia dice que uno de mis gemelos esta con malformaciones y no tiene posibilidades de vivir, pero yo creo en los milagros, así que de ninguna manera yo pierdo toda esperanza. Queremos, me dijeron tus papás, que se haga todo lo posible por sacarlo adelante, que tenga todas las oportunidades que se le puedan ofrecer. Estará malformado, pero tiene padres y familia. La madurez y fortaleza de tus papás es muy grande. Me dijeron que si ya habiendo nacido, nos dábamos cuenta de que no podrías sobrevivir, tampoco querían que te hiciéramos sufrir, solo pedían que fueras tratado con respeto y si morías, lo hicieras en los brazos de tus padres. Gente de mucho temple.
El viernes 14 de marzo de 2008, me avisaron que tu mamá ya estaba en trabajo de parto. Llegamos a recibir primero a tu hermanito Gabriel, nació por parto normal, fuerte y sano, lloró inmediatamente. Todos esperamos a que nacieras tú. Asomaste tu cabecita y naciste fácilmente. Eras pequeñito, pesaste 850 gramos . Tu carita muy afilada como de porcelana. Se veían unos quistes en el cordón umbilical que fueron los que impidieron la circulación y generaron las malformaciones. Tus piernitas estaban deformadas por la falta de líquido amniótico. Te coloque el monitor y traté de administrarte oxigeno. Escuché con el estetoscopio: nada, y el oxigeno de tu sangre bajando rápidamente. Realizabas movimientos del tórax tratando de meter aire, pero no había pulmones que lo recibieran. Tu papá estaba a tu lado, y entro tu abuelita con el agua bendita. Vamos a bautizarlo: tu papá mojó tu frente con el agua bendita: yo te bautizo con el nombre de SAMUEL en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo, amén.
Te llevé entonces con tu mamá. Ella te tomó en sus brazos y te llenó de besos. Tu papá estuvo junto a ella, y pidió que le pusiéramos también en sus brazos a tu hermano Gabriel: Mira Gabriel, este es tu hermano Samuel, y aquí estamos los cuatro juntos en este momento. Gabriel se fue al cunero y te quedaste en los brazos de tus papás, mientras, ellos te llenaron de amor diciendo con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada: hijo, te queremos mucho, siempre te recordaremos, estarás en todo momento en nuestros corazones, tu hermanita, tu hermano, y nosotros tus papás te queremos y siempre formarás parte de nuestra familia. Ve en paz hijo, vas a un mejor lugar, ahí te espera tu abuelito y tu tio, que te recibirán con alegría, desde ahí junto con ellos cuidarás de nosotros y ahí nos esperarás. Y así siguieron, confortándote y ayudándote a bien morir. Homero el ginecólogo terminó de atender a tu mamá y paso a tocarte y compartir tu momento. Todavía estabas vivo y de vez en cuándo hacías algún movimiento de automatismo. Señor, dijo tu mamá, te ofrezco a mi hijo, así como tu ofreciste al tuyo por nosotros. Recíbelo en tu seno padre, dijo tu papá, tu sabes mucho mejor que nosotros porque suceden las cosas, y las aceptamos, y te ofrecemos a este angelito, que lleve todo nuestro amor hasta ti Señor. Entonces, con un semblante de paz, tu pequeño cuerpo finalmente descansó en los brazos de tu madre.
Mi querido Samuel: Estuviste vivo 39 minutos, y en esos minutos, tocaste y trasformaste más vidas que las que otros logran en toda una larga vida. Tienes unos padres que son unos espíritus muy especiales, llenos de fortaleza y amor, que nos dieron a todos un ejemplo invaluable. Tuve la fortuna de estar contigo todos tus 39 minutos de vida. Tu corta vida hizo que se expresara la fuerza de amor de una forma total y completa, ese amor que viene de Dios y vuelve a El, y es lo que le da sentido a la existencia. Gracias desde el fondo de mi corazón por tan grande lección, pequeño angelito. Tu alma ya está con Dios.
Dra. Estela Flores, Monterrey N.L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario