ANE Monterrey, ejemplo de comunidad

El equipo de ANE Monterrey, organizador del encuentro Nacional del ANE 2008, dejó en todos nuestros corazones, una muestra indeleble de dedicación, esfuerzo y cariño, que a partir de ahora, queda dentro de las tradiciones del ANE, como ejemplo a seguir y desafío a mejorar.
No fueron solamente los días del encuentro, sino las muchas semanas previas, en las que ANE Monterrey, trabajó hasta el agotamiento, cuidando con tanto esmero y dedicación hasta los detalles más mínimos.
En primer lugar, ese cariño tan fraterno con el que recibieron a todos y cada uno de los asistentes, como si ellos también estuvieran llegando recién. Luego, seguramente tuvieron algunos roces, desencuentros o malas interpretaciones, pero un equipo tan compacto, tan unido, tan sólido, no dejó entrever absolutamente nada. Más al contrario, todo se desarrolló, como si lo hubiéramos ensayado varias veces, y allá donde se creaba un bache, estaban ellos como un solo hombre, para tomar decisiones y solucionar todo en instantes.
La delicadeza de sus pequeños regalos, los presentes en cada hora de comida, en fin, tantos pequeños y grandes detalles, que nos hicieron disfrutar no solamente de una comida deliciosa, sino de cada uno de los momentos en los que sin descuidar la atención de sus trabajos, compartieron con todos los asistentes con un trato personalizado y delicado.
Desde la presencia del Padre Gerardo Leal, con su habitual cariño paternal, y su amistad tan agradable, hasta la charla de Mons. Alfonso Cortés, Obispo Auxiliar de Monterrey, se dejó sentir la protección, el apoyo y la confianza que tiene la jerarquía de nuestra Iglesia en el ANE de Monterrey.
Quizás el protocolo señale el mencionar a cada uno de ellos, desde los responsables hasta las casitas de oración, pero cuidando de no pecar por omisión u olvido, debemos decir desde este boletín:
GRACIAS, ANE MONTERREY, GRACIAS A TODOS POR TODO, ESPECIALMENTE POR LA LECCIÓN DE TRABAJO, ESFUERZO Y UNIDAD.
¡DIOS LOS BENDIGA CON ABUNDANCIA DE FRUTOS!